Como intervienen los seres vivos en la formación del suelo

Los suelos se forman a partir de la formación de la capa superficial de la corteza terrestre. Este proceso se denomina edafógénesis.
Etapas de formación del suelo:

1.Formación del horizonte C:

debido a los cambios de temperatura, la parte superior de las rocas experimenta una meteorización física que las disgrega en trozos. La meteorización química altera algunos minerales de las rocas cuando estas reaccionan con los componentes atmosféricos y ocasionan nuevos compuestos o minerales de alteración. De este modo, se forma el horizonte c, también llamado manto de alteración, que es la roca madre más o menos alterada.

2.Aparición del horizonte A:

los seres vivos se instalan progresivamente sobre el horizonte C. En primer lugar, los colonizadores; posteriormente, microorganismos y, finalmente, hongos pluricelulares, árboles y arbustos y animales. Los seres vivos aportan al suelo materia orgánica que será transformada por los microorganismos y procesos físico-químicos en sustancias de carácter ácido. Se constituye así el horizonte A, situado en la parte más superficial del suelo.

3.Desarrollo del horizonte B:

este horizonte se desarrolla entre los horizontes A y C ya formados, a partir de:- los materiales arrastrados por al agua procedentes del lavado del horizonte A, que desciende por gravedad y precipitan en las zonas más profundas con distintas condiciones físico-químicas.- del agua que asciende por capilaridad junto con salen en disolución que precipitan al evaporarse el agua en la que van disueltas .Los factores que intervienen tanto en la formación como en la evolución del suelo son:

La roca madre:

da origen al suelo, aporta la mayor parte de sus componentes minerales e influye en las primeras etapas de su formación según tenga mayor o menor facilidad para alterarse. Cuando el frente de alteración o límite inferior del perfil de meteorización alcanza grandes profundidades, se forman suelos potentes. El tiempo que tarda en formarse un suelo varía entre cientos de años en climas cálidos y húmedos y miles de años en climas fríos y secos, dependiendo de la velocidad con la que se alteren químicamente las rocas en la regíón. Un suelo es inmaduro cuando no ha tenido tiempo para desarrollarse totalmente; en cambio, son maduros aquellos que son estables y potentes


el clima constituye un factor fundamental en el desarrollo de un suelo pues condiciona el tipo de meteorización, la implantación de una clase u otra de vegetación y la cantidad de esta. Generalmente, el clima existe en una regíón determina el tipo de suelo que se desarrolla: el mismo clima actuando sobre rocas diferentes suele formar los mismos tipos de suelo. Los elementos del clima más influyentes en la evolución y la formación de un suelo son el grado de precipitación y la temperatura. La cantidad de precipitación determina la mayor o menor circulación del agua a través del suelo, que influye en la movilización de los elementos químicos, dirige la erosión y desarrolla los diferentes horizontes del suelo
. Los seres vivos, sobre todo los vegetales, aportan al suelo la materia orgánica y las sales minerales extraídas de las zonas profundas del suelo, que se depositan en la superficie en forma de hojas, frutos o flores
. La topografía tiene mucha importancia en la formación de los suelos. En zonas llanas se forman suelos potentes porque la roca meteorizada permanece en el mismo lugar mientras que en las zonas con pendiente predominan los procesos erosivos. La acción humana resulta decisiva en la evolución de los suelos, porque puede eliminare en poco tiempo los suelos formados durante miles de años mediante la sobreexplotación agrícola o ganadera, la deforestación, los incendios, la urbanización o la contaminación. Los suelos están compuestas por materiales orgánicos inorgánicos y poros:

Materiales inorgánicos:

proceden de la roca madre transformada por la meteorización. Está formada por fragmentos de roca, materiales arenosos, limosos o arcillosos y por compuestos químicos como óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio, carbonatos, fosfatos, sulfatos, cloruros y silicatos arcillosos que contribuyen a la fertilidad del suelo.

Materia orgánica:

se compone de seres vivos y restos orgánicos que generan el humus bruto y el humus elaborado.

Humus bruto

Ha sufrido pocas transformaciones y, al observarlo, pueden reconocerse los seres vivos que lo originaron.

Humus elaborado:

se forma por la descomposición total del humus joven, en la que intervienen numerosos microorganismos del suelo. Este humus de color negro es rico en amoniaco, nítricos y ácidos húmicos que , mezclados con la arcilla, forman un complejo órgano mineral de gran importancia en la fertilidad del suelo ya que es capaz de retener agua con gran cantidad de iones que, posteriormente cede a las plantas, evitando así su disolución y arrastre por las aguas.

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