Placenta biologia

Sangre del cordón umbilical
No toda la gente que requiere un alotrasplante de células madre puede encontrar un donante
compatible entre familiares o personas que se han registrado para donar. Para estos pacientes, el
cordón umbilical puede ser una fuente de células madre. Alrededor de 30% de los trasplantes de
células madre hematopoyéticas de donantes sin parentesco ahora provienen dela sangre del
cordón.
Normalmente se encuentra una gran cantidad de células madre en la sangre de los recién nacidos.
Después del nacimiento de un bebé, la sangre que queda en la placenta y el cordón umbilical
(conocida como sangre del cordón) puede ser recolectada y almacenada para uso posterior en un
trasplante de células madre. La sangre del cordón se congela hasta que se necesite.
El trasplante de sangre del cordón umbilical usa sangre que normalmente se descartaría. El primer
trasplante de sangre del cordón umbilical se llevó a cabo en el año 1988, y su uso ha ido en
aumento desde entonces. Para más información sobre este tema, vea la sección ¿Cómo es la
experiencia de donar células madre?.
Una posible desventaja de la sangre del cordón umbilical es que hay una cantidad menor de células
madre disponible de la normalmente necesaria para un trasplante de células madre. Pero esto
puede ser compensado por el hecho de que cada célula madre de la sangre del cordón puede
formar más células sanguíneas que una célula madre de la médula ósea de un adulto. Aun así,
puede que los trasplantes de células de la sangre del cordón tomen más tiempo para injertarse y
comenzar a funcionar.
Para no correr riesgos, la mayoría de los trasplantes de sangre del cordón realizados hasta ahora
han sido en niños y adultos de baja estatura. Actualmente los investigadores están buscando
formas de usar la sangre del cordón umbilical para trasplantes en adultos más grandes. Un enfoque
que se está llevando a cabo es descubrir las maneras de incrementar el número de estas células en
el laboratorio antes del trasplante. Otro enfoque es el uso de la sangre del cordón umbilical de dos
niños al mismo tiempo para el trasplante en un adulto (llamado
trasplante de dos unidades de
sangre de cordón umbilical
). Una tercera forma en que se está usando la sangre del cordón
umbilical es en un minitrasplante. En este caso, la médula ósea no está completamente destruida de

modo que quedan algunas células madre huéspedesantes y durante el tiempo en que se injertan las
células madre de la sangre del cordón umbilical. Actualmente, se estudian otras estrategias para
mejorar el uso de los trasplantes de sangre del cordón.

¿Cuál fuente de células madre es la mejor?


Las tres fuentes de células madre pueden ser usadas para el mismo propósito: para proporcionar
células madre sanas al paciente que madurarán para convertirse en células sanguíneas sanas. Puede
que haya algunas pequeñas ventajas y desventajas para cada una de las fuentes, pero por lo general
todas pueden proporcionar el número necesario de células madre (con la excepción del método de
la sangre del cordón umbilical).
Al principio, todos los trasplantes de células madre eran trasplantes de médula ósea, pero en la
actualidad, los trasplantes de células madre de sangre periférica son más comunes. Con frecuencia,
los médicos pueden recolectar más células madre de la sangre periférica que de la médula ósea.
También es más fácil para los donantes donar células madre de la sangre periférica que de la
médula ósea. Otra ventaja de los trasplantes de células madre de la sangre periférica es que los
recuentos de sangre del receptor suelen restablecerse más rápido que con el trasplante de médula
ósea. Sin embargo, el riesgo de la enfermedad de injerto-contra-huésped crónica es algo mayor con
los trasplantes de células madre de sangre periférica que con los trasplantes de médula ósea.
El trasplante de sangre del cordón umbilical puede ser una opción si no es posible contar con un
donante que sea un buen candidato entre los donantes voluntarios de células madre. Aunque
usualmente la sangre del cordón umbilical compatible es mejor, hay estudios que sugieren que la
sangre del cordón no necesita ser tan compatible como sucede con la médula ósea o con la sangre
periférica. Esto puede representar una ventaja para los pacientes con tipos de tejido poco comunes.
Además, este tipo de trasplante no requiere un procedimiento independiente de donación y puede
que también reduzca la severidad de la enfermedad injerto-contra-huésped (descrita en la sección
Problemas que pueden surgir al poco tiempo después del trasplante). También hay menos riesgo
de enfermedad de injerto contra huésped aguda y crónica asociada a la sangre de cordón umbilical,
y cuando estas complicaciones ocurren, suelen ser menos graves. Sin embargo, las células de la
sangre del cordón umbilical generalmente toman más tiempo para injertarse. Esto hace que el
paciente tenga un alto riesgo de infección y sangrado por más tiempo que lo que ocurre con las
células madre trasplantadas de la médula ósea o de la sangre periférica. Otra desventaja es que, a
diferencia del trasplante de médula ósea o del de la sangre periférica, el donante no puede volver a
ser contactado para más donación una vez utilizadas las células madre donadas de la sangre del
cordón umbilical.

jueves, 1 de noviembre de 2012

El cordón umbilical, ¿qué es?


  • EL CORDÓN UMBILICAL. ¿QUÉ ES?


En los humanos, el cordón umbilical en un feto es, por lo general, de unos 50-55 cm de longitud y unos 2 cm de diámetro. En algunas ocasiones excepcionales puede llegar a medir incluso dos metros. Contiene dos arterias umbilicales y una vena umbilical, sepultada dentro de la gelatina de Wharton.
Es a través del cordón, unido a la placenta, que el bebé recibe su ‘alimento’ y su oxígeno, proporcionados gracias a la alimentación y respiración de la madre. La vena umbilical lleva el oxigeno y los nutrientes al bebé, mientras las arterias umbilicales son las que se encargan de eliminar los desechos y el dióxido de carbono que éste genera, a través de la placenta, que es la que proporciona oxígeno y nutrientes al feto y facilita la eliminación de los desechos del bebé.
cordones.jpg

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Al nacer y respirar por primera vez, cambia el sistema circulatorio del bebé, que antes obtenía el oxígeno necesario a través del cordón umbilical y ahora pasa a obtenerlo a través del aire que entra en sus pulmones. Se cierran algunos pasos de sangre que estaban comunicados y se abren otros para que puedan formarse las dos mitades del sistema circulatorio.
La anomalía más frecuente del cordón umbilical es la presencia de sólo dos vasos, una arteria y una vena, denominada arteria umbilical única (AUU). En un 30% de los casos en que se da esta condición se detecta un bajo peso al nacer, aproximadamente un tercio de los fetos con este tipo de cordón presenta alguna anormalidad, donde son comunes las de tipo cardiacas, renales o del sistema nervioso.
www.wikipedia.org
  • PROLAPSO DE CORDÓN EN EL PARTO

La incidencia de prolapso de cordón es mucho mayor en la rotura artificial de membranas que en la natural, ya que es más probable que se malposiciones el bebé. Esto depende de en qué momento se rompa artificIalmente la bolsa; cuanto más precoz, más probable el prolapso. De hecho, es una contraindicación absoluta romper una bolsa si la cabeza no está bien apoyada en un primer plano. En una rotura espontánea es muy fortuito el prolapso de cordón. Un prolapso de cordón es algo serio y una causa justificada de cesárea, puesto que si la cabeza del bebé comprime el cordón ubilical, no recibe aporte de oxígeno y puede ser fatal. Lo mejor que puede hacer si nota salir el cordón por la vagina (se nota porque hay algo que «late»), es colocarse en posición de genuflexión, o sea, de rodillas en con el culo en pompa intentado mantener la cabeza por debajo del nivel de la pelvis. Las probabilidades de tener un prolapso espontáneo son mínimas excepto cuando el bebé está en posición transversa o podálica, que aumentan. En estos casos hay más probabilidad de que ocurra pero también es más probable que aguante más tiempo (el culete es más blando y aunque comprima se puede mantener un mínimo aporte de sangre).
«Cuando una mujer rompe la bolsa y la cabeza está muy alta, lo mejor que se puede hacer es ponerse de pie y favorecer que esa cabeza se apoye en la salida, bloqueando así la posibilidad de que se salga el cordón. Una de las cosas que dificultan la dilatación es que al estar tumbadas, la cabeza no se apoya bien sobre el cuello, con lo cual no hace presión para que vaya dilatando. Para saber en qué posición está la cabeza no es necesario hacer un tacto: palpando la barriga se nota. Evidentemente, con un tacto te aseguras, pero no es necesario.
Cuando el cordón es especialmente corto, es casi imposible que haga un prolapso. Un cordón corto de verdad, no sólo no sale, sino que da muchas alarmas antes del expulsivo y el monitor lo detectaría. En tal caso, el parto vaginal queda imposibilitado, algo poco frecuente.»
Choni Gómez, Comadrona (www.hebamme.es)
  • VUELTAS DE CORDÓN EN EL PARTO

Las vueltas de cordón son algo muy común y no tienen por qué provocar nada; eso no quiere decir que en un momento determinado una vuelta (o dos o tres o las que sean), no pueda apretarse y hacer pasar un mal rato al bebé. A veces se aprietan y se sueltan y otras veces no se aprietan o no se sueltan. El cordón umbilical se puede enrollar alrededor de cualquier parte del cuerpo, sobre todo el cuello, los brazos, las piernas o el tronco del niño. A veces se desenrolla solo, otras permanece enrollado hasta el momento del parto. Es algo totalmente impredecible, y un diagnóstico ecográfico de vuelta de cordón no debe preocuparnos.
En ocasiones, el bebé aprieta con sus manos el cordón y no tiene ninguna vuelta; o lo comprime entre la cabeza y la pared del útero.
↓ Parto con 5 VUELTAS de cordón ↓

No se justifica ninguna intervención cuando hay vueltas de cordón



Se hace rutinariamente, pero estas intervenciones no son inocuas: ni quitar las vueltas (puedes tirar del cordón demasiado y romperlo), ni tocar a ver si hay vueltas cuando acaba de salir la cabeza (hace daño a la madre y puede lesionar el periné), ni mucho menos cortar el cordón aunque haya vueltas apretadas, porque de ese modo dejas al bebé sin oxígeno hasta que sale y además impides el retorno de sangre de la placenta, pudiendo dejar al bebé con demasiada poca sangre.

Los estudios que dicen que las vueltas de cordón influyen en la desaceleración cardíaca durante el parto, en la baja puntuación Apgar y en la falta de oxígeno se han realizado cortando el cordón en cuanto ha salido la cabeza del bebé. Esta práctica, extendida incluso en libros de obstetricia, se basan en literatura médica no evaluada y carecen de cualquier evidencia científica.
LAS VUELTAS DE CORDÓN, ¡MEJOR NO SE TOCAN!

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El problema con las vueltas de cordón no depende tanto de lo enredado que venga el bebe, sino de la longitud del cordón. Hay bebés que nacen con varias vueltas al cuello y/o al cuerpo y no padecen ni un segundo; otros tienen una sola vuelta que les imposibilita descender por el canal de parto (bajan con la contracción, pero vuelven a subir cuando les estira el cordón); ésto queda registrado con una simple monitorización. En la mayoría de ocasiones, cuando el bebé nace con alguna vuelta de cordón, lo más sencillo y rápido es meter el dedo y deshacerla.
Las vueltas de cordón han acabado siendo los chivos expiatorios de los profesionales, puesto que les sirven para culpar de cualquier posible complicación durante el parto a la madre o al bebé, en lugar de asumir responsabilidades y buscar el problema en el profesional o el sistema.
Solo uno de cada diez bebés con vueltas al cuello puede requerir una cesárea:
Aunque esto es bastante común y ocurre en alrededor del 20% de los embarazos (0,2% en caso de más vueltas), no suele presentar mayores problemas, porque el bebé recibe el suministro de oxígeno a través del cordón y no por respiración normal. Lo mejor es intentar el parto y solo recurrir a cesarea si aparece sufrimiento fetal. En ningun caso las vueltas de cordón justifican una cesarea si no hay sufrimiento fetal comprobado.
Más info, por Raquel Faus, comadrona.
Algo similar ocurre con los nudos, que por si solos no son indicativo de nada. Ha de evaluarse cómo afectan al bebé.
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  • EL PINZAMIENTO DEL CORDÓN (CORTE)


El cordón umbilical no debería ser pinzado (cortado) antes de que deje de latir


Mientras el cordón lata la placenta seguirá insuflando sangre en el cuerpo del bebé. Esta sangre es rica en nutrientes y proporciona una reserva de hierro al niño. Si no la recibiese el niño tendrá un déficit de reservas de hierro y puede padecer anemia, motivo por el cual se insta a las madres a comenzar con la alimentación complementaria muy pronto. Además, es una excusa perfecta para dejar al bebe sobre su madre, en lugar de cortar-provocar llanto-separar, y fomentar así el contacto piel con piel desde el primer minuto.
La Organización Mundial de la Salud, en su guía Care in normal birth (Cuidados en el parto normal), publicada en 1996, aconseja el “pinzado tardío”, que consiste en cortar el cordón umbilical cuando deja de latir. Según pruebas científicas, esta técnica reduce el riesgo de hipoxia (falta de oxígeno en el cerebro del recién nacido), así como de hipoglucemia y de anemia. Además, permite regular con precisión el pH de la sangre neonatal (el equilibrio ácido-base determinado por la oxigenación).
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Izda: Cordón aun latiendo (aun no se debe cortar) / Dcha: Cordón ya colapsado (ya se puede cortar)
Además, retrasando el corte la placenta sigue con su función oxigenadora del cuerpo del bebé mientras continúe transmitiendo sangre. Y esto, en el momento inmediatamente posterior al nacimiento, es un seguro de vida contra la anoxia (falta de oxígeno) postnatal. Si no se pinza y no se corta podrá seguir proporcionando al recién nacido una segunda fuente de oxígeno. Sus pulmones pueden tomarse su tiempo para comenzar a funcionar perfectamente. No será necesario forzarlos, ni hacer llorar al bebé, ni darle un golpe en la espalda para que respire. Lo hará poco a poco, estando durante esos minutos protegido por el oxígeno que le sigue llegando gracias a su cordón umbilical, que aun late. La Naturaleza ha previsto que el nacimiento no suponga una carrera contra la muerte. Solo hay que dejarla actuar.
Si se tiene paciencia el cordón umbilical se colapsará por si solo (dejará de latir), y a veces tarda solo 3 minutos, y otras veces tarda 15 ó 20. Una vez suceda eso si puede pinzarse y cortarse. Si se hace antes puede provocar anoxia y hasta daños irreversibles por falta de oxígeno cerebral en algunos bebés, sobre todo los que nacen con sufrimiento fetal agudo y necesitan más que ninguno que la placenta le siga pasando durante unos minutos sangre con oxígeno. Esto es igual de importante o más en el caso de los bebés prematuros, que necesitan el aporte extra de oxígeno y toda la sangre llena de nutrientes y hierro que puedan recibir.
Desde www.bebesymas.com

El cordón umbilical, garantía de hierro


«Hay un arma poderosa y casi secreta que puede prevenir los riesgos de una mala alimentación en el momento en que nace un chico: el ombligo. La doctora María del Carmen Morasso, de UNICEF, reveló a este Equipo de Investigación que ese fondo de Naciones Unidas recomienda que los médicos no corten inmediatamente el cordón umbilical de un recién nacido. «La idea es que esperen unos dos minutos. Durante ese lapso sigue pasando sangre de la mamá al bebé. Y esa sangre que pasa en ese tiempo tan cortito tiene mayor cantidad de hierro que la que hay en seis meses de lactancia materna. Esos dos minutos unido a su madre le garantiza al bebé un tanque lleno hasta los seis meses de vida, cuando empieza a comer otros alimentos. Los estudios de UNICEF hechos con universidades internacionales revelaron que a los seis meses de vida un cuarenta por ciento de los chicos ya estaban anémicos. ¿Qué pasaba? ¿Un error de la Naturaleza? No. Averiguamos que el cordón se había cortado en esos casos en forma inmediata. En la Argentina, el cordón umbilical se corta a los veinte segundos con lo que casi no pasa hierro de la madre al chico.»
Desde Diario Clarín

Más INFO:


En otras ocasiones, el cordón umbilical NO SE CORTA cuando nace el bebé, y se deja que se seque, unido a la placenta, hasta que cae por sí mismo (3 o 4 días después del nacimiento). Este tipo de nacimiento recibe el nombre de nacimiento LOTUS. Su nombre se debe a la enfermera californiana Clair Lotus Day, que, en 1974, decidió que su hijo naciese de esta manera. Su motivación era de índole espiritual, pero esta técnica también ha demostrado ser beneficiosa para la salud. Puede dejarse secar al aire libre o meterla en una bolsa o toalla.
Más info sobre nacimiento Lotus.
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  • CÉLULAS MADRE

Recientemente, se ha descubierto que la sangre del cordón umbilical es una fuente fácilmente disponible de células madre que se pueden utilizar para el trasplante de médula en caso de leucemia.
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En ciertos casos el cordón umbilical se dona a hospitales públicos. En España el almacenamiento de los mismos se lleva a cabo en los bancos públicos de cordón umbilical, de los que hay seis homologados en ese país. Posteriormente, se lo utiliza para realizar trasplantes de células madres adultas obtenidas de la sangre del cordón umbilical, una alternativa más eficaz al tradicional trasplante de médula osea, ya que disminuye la probabilidad de rechazo y mejora y acelera el resultado terapeútico.
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También se almacenan en clínicas privadas autorizadas para un posible autotrasplante futuro.
Es necesario tener en cuenta los beneficios del corte tardío del cordón umbilical a la hora de decidir su donación, y ser conscientes de que para que podamos donar la sangre del cordón de nuestro bebé, hemos de consentir que se lo corten prematuramente, con todos los riesgos que ello conlleva. [Próximamente más información.]
  • CUIDADOS DEL CORDÓN UMBILICAL

Cuando se corta el cordón umbilical, queda un muñón que luego se seca, sana y generalmente se cae al cabo de una a tres semanas. Mientras el cordón está sanando, se lo debe mantener lo más limpio y seco posible. En muchas ocasiones el retraso en caerse el cordón se debe a un exceso de humedad. Con el fin de mantener el cordón seco, se debe bañar al bebé con esponja en lugar de sumergirlo en la bañerita, y es recomendable doblar la parte de arriba del pañal hacia abajo, destapando el ombligo y el muñón para que quede expuesto al aire y no esté en contacto con la orina.
Cuando nazca el bebé, tu médico o comadrona rociará la zona umbilical con un antiséptico después de prender y cortar el cordón para prevenir una infección. Se ha recomendado durante años que una vez en casa, la madre limpie la base del muñón umbilical con un pedacito de algodón o gasa mojado en alcohol o mercromina, una o dos veces al día. Hay muchos pediatras que aún siguen sugiriendo esta práctica, pero otros piensan que es más eficaz dejar que el cordón se seque al natural. La recomendación cambió después de que un estudio realizado en Ontario, Canadá, por Hamilton Health Sciences Corporation, demostró que los cordones umbilicales que no recibían ningún tratamiento cicatrizaban en ocho días, mientras que los que eran rociados con alcohol tardaban 10 días en caerse. (Ninguno de los 1.800 recién nacidos que participaron en el estudio desarrollaron infecciones del ombligo.)

Se debe vigilar el cordón umbilical por si hay infección. Esto no ocurre con frecuencia, pero cuando lo hace, puede diseminarse con rapidez. Los signos de infección son:
  • Secreción amarillenta y mal oliente del cordón
  • Enrojecimiento y sensibilidad de la piel alrededor del cordón
Otro de los problemas poco frecuentes es el sangrado activo, el cual generalmente ocurre cuando el cordón es halado demasiado pronto. Debe permitirse que el cordón se caiga de manera natural, incluso si sólo pende de un hilo. En el sangrado activo, cada vez que se limpia una gota de sangre, aparece otra gota. Se debe llamar al médico de inmediato si el cordón en efecto sangra de manera activa.
Algunas veces, en lugar de secarse por completo, el cordón forma un granuloma, que es tejido cicatricial de color rosado. Este granuloma drena un líquido amarillento y claro. Esta afección generalmente desaparece en alrededor de una semana; pero de no ser así, es posible que el pediatra deba quemar (cauterizar) el tejido de granulación.
El muñón del cordón umbilical del bebé debe sanar y caerse para cuando el bebé tenga 8 semanas. Si este muñón permanece por más tiempo, puede haber un problema con la anatomía o el sistema inmunitario del bebé. Se debe consultar con el pediatra si el muñón no se ha secado y desprendido para cuando el bebé tenga dos meses de edad, porque existe la posibilidad, aunque pequeña de que el bebe tenga un defecto del ligamento umbilical.


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1 comentarios:

Lograr la mejor Nutrición

dijo…

Muchas Gracias por tan clara información.
Recuerdo cuando nació mi hija, hoy de 5 años lo que tuve que luchar para convencer al médico para que aguarde y no corte tan pronto el cordón. Es incomprensible que no lo entiendan. Los felicito y a seguir divulgando !!!

27 de abril de 2013 19:19

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La placenta


¿Qué es y qué hace la placenta?


Justo al principio del embarazo, el huevo está envuelto por una capa de células llamada trofoblasto: es la futura placenta.
Estas células, que garantizan la nidación del huevo en el útero, se introducen en la mucosa uterina. Allí proliferan y producen múltiples brotes.
La placenta, del latín ‘torta plana‘, tiene un papel protagonista en el embarazo, ya que su función es mantener con vida al bebé. Su mayor parte, la derivada del trofoblasto (ver abajo), se desarrolla de las mismas células provenientes del espermatozoide y el óvulo que dieron desarrollo al feto. La placenta humana comienza a formarse en la segunda semana de fecundación y se considera que ha adquirido su forma definitiva alrededor del tercer mes, cuando sigue extendiéndose, creciendo y engrosándose, pero ya está delimitada. Está formada por un componente materno (que es una transformación de la membrana uterina) y otra parte de origen fetal (trofoblasto), y su función es poner en relación de contigüidad la sangre de la madre y del feto (actúa como un agente de transferencia, el cual ayuda a llevar a cabo la transferencia de oxígeno y de nutrientes de la sangre materna hacia los vasos sanguíneos del bebé).

Es un órgano temporario (temporal) que se forma dentro del útero durante el embarazo y que transfiere oxígeno y alimentos nutritivos al bebé mientras se encuentra en el útero de la madre. La misma ayuda a filtrar el exceso de desperdicios que se van formando durante los tres trimestres del embarazo, como el dióxido de carbono. Usualmente conocida como secundinas (placenta y membranas que envuelven al feto), la placenta está conformada por las mismas células que forman al bebé.
La placenta es plana y tiene forma de crepe o torta, y tiene dos lados: un lado (conocido como lado materno o placa basal), el cual está firmemente unido a la pared interna del útero; el otro lado (el lado fetal o placa coriónica) se encuentra posicionado enfrente del bebé y le proporciona alimentos y nutrientes a través del cordón umbilical.

La placenta también ofrece apoyo hormonal durante todo el transcurso del embarazo. La misma libera estrógeno, progesterona, y gonadotropina coriónica humana (hCG) en el torrente sanguíneo de la madre. Es expulsada minutos después del parto, momento que recibe el nombre de alumbramiento.
Normalmente el alumbramiento se produce entre los 10-30 minutos posteriores al nacimiento del bebé, aunque puede tardar 2, 3 o 4 horas en salir sin implicar riesgo de hemorragia (Michel Odent habla incluso de 28 horas). Lo importante es que no sangre, que el útero se contraiga y que se le de el tiempo necesario sin traccionar ni manipular y, en caso necesario (si existiese riesgo de hemorragia), siempre se puede administrar una inyección de oxitocina para provocar un par de contracciones que expulsen la placenta.
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Está contraindicado el alumbramiento manual, nunca ha de tirarse del cordón umbilical para extraer la placenta, pues podría provocar importantes hemorragias.

La cavidad amniótica (bolsa)


Dentro de esta cavidad se encuentra el líquido amniótico en el que flota el bebé a lo largo de todo el embarazo. Este líquido realiza diversas funciones; ayuda a mantener la temperatura y reduce al mínimo la posibilidad de adherencia del feto a la membrana amniótica, protege al feto contra lesiones, ya que actúa como cojín amortiguador, le proporciona un medio adecuado para mantenerse en movimiento, es una fuente de nutrientes y es esencial para el desarrollo pulmonar entre muchas otras funciones. El líquido amniótico no es estático sino que cambia continuamente.


El volúmen del líquido amniótico a la 10ª semana es de 30 ml; a las 20 semanas 350 ml., y a las 38 semanas es de alrededor de 1,000 ml; de ahí en adelante el volumen del líquido va descendiendo y en el embarazo post-maduro el volumen puede llegar a ser menor de 500 ml.

Los estudios demuestran que el feto en las últimas semanas de gestación bebe de 400 a 500 ml. de líquido amniótico en 24 horas, con el objeto de mantener la estabilidad del volumen; el feto debe excretar aproximadamente el mismo volumen de orina. Si este sistema se bloquea pueden ocurrir grandes alteraciones en el volumen, por ejemplo en caso de agenesia renal (falta de formación de los riñones) hay ausencia virtual de líquido amniótico (oligoamnios) pues el bebé no produce orina, y en presencia de atresia esofágica (falta de formación o permeabilidad del esófago), por ejemplo, se produce polihidramnios (exceso de líquido) pues el bebé no puede tragarlo.

Al final del embarazo la normalidad del líquido amniótico es un indicador muy útil de bienestar fetal y su disminución o ausencia un signo de alarma muy importante que sugiere insuficiencia placentaria y mayor riesgo de muerte fetal. En los embarazos de riesgo existen pruebas especiales que se realizan mediante el ultrasonido y la cardiotocografía (registro gráfico del latido cardiaco fetal) como el perfil biofísico en las cuales la determinación del índice de líquido amniótico es fundamental. En embarazos de riesgo o en caso de disminución notoria de los movimientos fetales es indispensable evaluar la cantidad de líquido amniótico entre otras cosas.

«El exceso de líquido amniótico se llama «hidramnios», y puede (solo digo puede) estar asociado a determinadas patologías que dificulten la excreción de líquido, problemas del bebé generalmente. También hay hidramnios moderados que se solucionan espontáneamente y no dejan «rastro». El problema de un hidramnios es que el bebé está como más «flotando» y al romper espontáneamente puede favorecer la salida tempestuosa de «algo» que no sea la cabeza del bebé (mano, cordón, etc.) No es nada frecuente que esto ocurra. También puede ocurrir que al tener mayor volumen de líquido amniótico, el útero está más sometido a presión y ocurra como en los embarazos gemelares que se inicie dinámica espontánea antes del término.
Oligoamnios es escasez de líquido amniótico, cuando es real suele ser por insuficiencia placentaria Pero hay que tener mucho cuidado, oligoamnios inducidos que cuando rompes la bolsa sale líquido para regar un campo de fútbol. Es normal que al final del embarazo haya poco líquido, significa que cada vez hay más bebe, que el embarazo «normal» está llegando a su fin, que se acerca el momento…
Para medir el líquido amniótico por ecografía, una de las formas de hacerlo es medir el espacio que hay de líquido (en centímetros) si dividimos la barriga en cuatro cuadrantes, midiendo en cada cuadrante las bolsitas de líquido… Sólo un ILA (Índice de Líquido Amniótico) por debajo de 6 es un oligoamnios…»

Blanca Herrera. Comadrona



Tipos de placenta: Ubicación


La placenta humana es de tipo hemocorial (o discoidal), lo que quiere decir que el tejido fetal penetra el endometrio hasta el punto de estar en contacto con la sangre materna. Por lo general, la placenta se une o adjunta a la parte superior del útero, aunque también podría llegar a adjuntarse a la parte trasera (placenta posterior), en la parte delantera (placenta anterior) o la porción inferior del cuerpo uterino, por encima del cuello (placenta previa).

La placenta acreta es un tipo mucho más raro de complicación placentaria, que ocurre cuando la placenta se une demasiado firmemente a las paredes uterinas, haciendo imposible su expulsión.


  • Placenta anterior


Placenta Anterior significa que esta en la cara anterior del útero (es decir en la que pega a tu ombligo), posterior en la cara posterior (o sea la que pega a tu espalda) y fondo la que pega al fondo uterino, (o sea a tu estómago por arriba)… también hay placentas «bajas» que están pegadas al cuello y ahí hay que ver si lo ocluyen (lo tapan o no).
Hay muchas placentas bajas al principio del embarazo, que no implican absolutamente NADA, bueno si implican algo… MIEDO, eso es uno de los efectos NOCEBO, es decir… que seguramente a medida que el útero crece con el embarazo, la placenta va a subir con él, y no implican nada, no sirve de nada el diagnostico al principio del embarazo, más que para infundir temor en las embarazadas. Solo el 1% de las embarazadas la tienen a término (o menos), sin embargo si se mira por ecografía en la semana 17 por ejemplo igual serían el 50 o 60%, asÍ que mejor no mirarlo (y esto no lo digo yo… lo dice por ejemplo Michel Odent)
Blanca Herrera. Comadrona.

  • Placenta Previa


Se le llama placenta previa cuando de plano llega a obstruir la salida del útero, es decir, cuando se implanta sobre el orificio cervical interno. Cuando lo cubre totalmente se le llama placenta previa central total, cuando lo cubre sólo en parte se le llama previa parcial o marginal. El 80% de las placentas de inserción baja al final de la gestación, no serán placentas previas debido a la «migración placentaria» (el desplazamiento de la placenta a la porción superior del útero). Cuando la placenta se ubica en el centro taponando (ocluyendo) el orificio cervical interno, tiene mayor probabilidad de permanecer así hasta el final del embarazo.

La frecuencia con que se produce una placentación previa es variable, debido a la ubicación anatómica de la placenta dentro del útero.
Según su ubicación y la sintomatología que se produce, se las clasifica como:

Placenta previa con sintomatología:


Hemorragia: Ocurre en 1 de cada 200 o 300 embarazos, es decir en el 0,5%.

Placenta previa sin síntomas:


Se diagnostica durante los exámenes complementarios.
La ecografía tiene una alta sensibilidad diagnóstica. El 45% de los casos se diagnostican durante el segundo trimestre. En un alto porcentaje de embarazos de entre 4 y 5 meses, puede observarse por ecografía una implantación de la placenta baja o previa. Más tarde, cuando el útero crece, se produce un desplazamiento de la placenta hacia el fondo del útero. En muy pocos casos este fenómeno no tiene lugar y la placenta se mantiene baja o previa.
  • Desprendimiento prematuro (o abrupto) de placenta


La placenta normalmente no inicia su desprendimiento hasta después de la expulsión del feto, cuando al disminuir bruscamente el volumen del útero y producirse mayores contracciones uterinas, disminuye el área uterina donde estaba insertada la placenta. Ocasionalmente ocurren desprendimientos parciales o totales de la placenta durante el trabajo de parto o durante el embarazo, con mayor frecuencia en mujeres con presión alta o preeclampsia o en casos de traumatismo abdominal. Esta complicación pone en grave riesgo al bebé e incrementa las probabilidades de experimentar trabajo de parto pretérmino. Dependiendo del grado de desprendimiento, el bebé puede tener una afectación mínima, sufrimiento fetal «leve» (taquicardia fetal) o más grave (bradicardia), e incluso la muerte en unos minutos por asfixia, cuando el desprendimiento es severo.

Los síntomas se vuelven más evidentes conforme aumenta el grado de desprendimiento, que va de Grado 1 (el más leve) a Grado 3 (el más grave). Generalmente se presenta dolor abdominal aún entre contracciones, endurecimiento del abdomen (hipertonía uterina) a manera de una contracción sostenida, contracciones más frecuentes de las normales sin haber usado estimulantes de la actividad uterina, sangrado transvaginal de color oscuro, sangre en el líquido amniótico, náuseas, sed, desmayo y disminución de los movimientos fetales.

El desprendimiento prematuro de la placenta, incluso cualquier separación de la placenta previa al parto, ocurre en aproximadamente 1 de cada 150 partos (0.5% de los embarazos). La forma grave, que produce la muerte del feto, se presenta únicamente en alrededor de 1 por cada 500 a 750 partos.

Tipos de placenta: Grado placentario


El grado placentario se refiere a la edad de la placenta. La edad de la placenta puede ser determinada por el número de manchas blancas (calcificaciones) que pueden encontrarse en la superficie de este órgano. Si su placenta tuviera demasiadas de estas calcificaciones teniendo en cuenta la edad de su bebé, podría llegar a ser una señal de que su placenta está envejeciendo demasiado rápidamente. Una placenta que comienza a envejecer se llama «placenta senescente«.
El grado placentario tiende a aumentar con la edad gestacional y se relaciona hasta cierto punto con la madurez fetal.
Conforme se aproxima la fecha para completar la gestación, la placenta comienza a envejecer y los niveles de progesterona descienden, lo que origina las contracciones uterinas del parto, entre otros factores.
La convención de que el embarazo dura 40 semanas la instauró un ginecólogo alemán a comienzos de 1800. Simplemente, afirmó que un embarazo debería durar diez meses lunares, o lo que es lo mismo, 10 meses de 4 semanas cada uno. Sin embargo, los investigadores de un estudio realizado en 1990 en el que se hizo un seguimiento a mujeres blancas sanas descubrieron que el embarazo en madres primerizas duraba por término medio ocho días más, y en mujeres que habían parido anteriormente la media era de tres días más.
La placenta se gradúa de los grados 0 al 3 de la clasificación de Grannum, que se caracteriza por lo siguiente:

Grado 0


Placa coriónica lisa sin áreas de calcificación

Grado 1


Indentaciones sutiles de la placa coriónica, y áreas de calcificación dispersas al azar en la sustancia placentaria

Grado 2


Indentaciones similares a comas en la placa coriónica, y áreas de calcificación en la porción basal de la placenta

Grado 3


Indentaciones tan profundas en la placa coriónica que llegan a la porción basal de la placenta, y calcificaciones y zonas de infarto.

Los grados de la placenta han de interpretarse de diferente modo dependiendo de la edad gestacional y del flujo sanguíneo que nos indican las ecografías Dopler. La placenta es un órgano caduco que va «madurando» con el embarazo y cuando ya no es necesaria empieza a involucionar (a calcificarse) de forma natural. Hay que tener en cuenta que en esta involución pueden intervenir y acelerarla otras causas como que la madre fume, que existan otras complicaciones en el embarazo o que la madre no se cuide. Una placenta de grado II-III al final del embarazo (aproximadamente a partir de la semana 34-35) es perfectamente normal y no supone ningún problema (para eso se comprueba el flujo sanguíneo a través del dopler), pero una una placenta de grado III en la semana 20 a 32 no sería normal.
Algunos radiólogos han comprobado que unos días antes de producirse el parto, la placenta se envejece de golpe, como dando la señal de que el bebé ya no la necesita y por tanto puede salir.

Si el flujo sanguíneo no está comprometido y el bebé está bien no hay que hacer nada si es al final de la gestación


Si no fuera al final, lo único razonable sería una cesárea pues si el flujo sanguíneo está mal, el bebé no soportaría una inducción.

Choni Gómez, Comadrona.

  • CIR (Crecimiento Intrauterino Retardado)



El CIR son las anormalidades placentarias que disminuyen su función (insuficiencia placentaria) y que ocasionan disminución del crecimiento intrauterino, es decir, desnutrición «in utero» cuando se da de forma crónica; en los casos agudos o crónicos agudizados, el problema es predominantemente respiratorio, es decir, asfixia o sufrimiento fetal agudo. Leer más.
Mireia Muñoz
Artículo supervisado por Choni Gomez, Comadrona. (Gracias, guapísima!!!)

FUENTES:


El parto es Nuestro, Infogen, Wikipedia, Pregnancy, Medicina Uanl, Medline plus, «Guía de la Mujer Consciente para un Parto mejor», Henci Goer.
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La placenta, el altavoz del estrés materno

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Agencias

Última revisión martes 05 de marzo de 2013

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La placenta transmite al feto cualquier tipo de estrés. FOTOLIA

La placenta de los mamíferos es mucho más que un filtro a través del cual se transmiten nutrientes y oxígeno de la madre al feto. Según un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.), si una madre está expuesta al estrés durante el embarazo, su placenta traduce esa experiencia a su feto mediante la alteración de los niveles de una proteína que afecta al desarrollo del cerebro masculino y femenino de manera diferente. Estos hallazgos, publicados en The Proceedings of the National Academy of Sciences, sugieren una vía en la que la exposición materna al estrés puede estar relacionada con enfermedades del neurodesarrollo como el autismo y la esquizofrenia, que afectan con más frecuencia o más severamente a los machos que a las hembras.


«Casi todo lo que experimenta una mujer durante el embarazo tiene que interactuar con la placenta con el fin de transmitirlo al feto», explica Tracy L. Bale, autora del artículo y profesor. Ahora, añade «tenemos un marcador que parece señalar al feto que su madre ha sufrido estrés».


En el estudio, Bale y sus colegas encontraron que las ratas expuestas a estrés durante el embarazo dieron a luz a machos que habían aumentado las reacciones al estrés. Investigaciones posteriores mostraron el efecto extendido a la segunda generación: los hijos machos también tuvieron reacciones anormales de estrés. Por otro lado, estudios en humanos realizados por otros investigadores han demostrado que los varones nacidos de mujeres que experimentan estrés en el primer trimestre del embarazo tienen un riesgo mayor de desarrollar esquizofrenia.

Biomarcador


El equipo de Pennsylvania esperaba encontrar un biomarcador que podría dar cuenta de estos cambios y sus factores de riesgo. Para detectar una señal eficaz del estrés materno, los investigadores pensaron que un biomarcador tendría que demostrar diferencias en la expresión entre la descendencia masculina y femenina y tendría que ser diferente entre madres estresadas y sin tensión, además de pretender encontrar un marcador que se comportara de manera similar en los seres humanos. Así, expusieron a un grupo de ratones hembras a esfuerzos moderados, como el olor del zorro o ruidos poco familiares, durante la primera semana de su embarazo, un periodo de tiempo equivalente al primer trimestre de un embarazo humano, mientras otro grupo de roedores preñados no fue expuesto a ningún estímulo o alteración. En un genoma de pantalla ancha de las placentas de las hembra, se detectó un gen que cumplía con los criterios de los investigadores: OGT, un gen ligado al cromosoma X que codifica la enzima ligada a O-N-acetilglucosamina transferasa (OGT). Las placentas de hijos varones tenían menores niveles de OGT que los de la descendencia femenina y todas las placentas de las madres estresadas poseían niveles más bajos que las de sus contrapartes no alteradas.


Para determinar cómo la exposición placentaria a niveles reducidos de OGT podría afectar diferencialmente en los cerebros de crías macho y hembra, el equipo de Bale desarrolló un ratón en el que se podría controlar la expresión genética de OGT. Al comparar las mujeres con niveles normales de OGT placentario con las que habían sido manipuladas, los investigadores observaron cambios en más de 370 genes en el desarrollo del hipotálamo de la descendencia, muchos de ellos conocidos por estar involucrados en el uso de energía, regulación de proteínas y formación de sinapsis, funciones que son críticas para el desarrollo neurológico.


Además, Bale y sus colegas encontraron indicios prometedores de que estos resultados se podrían trasladar a los humanos, al analizar placentas humanas que habían sido desechadas después del nacimiento de los bebés varones. Ninguna información de identificación se asoció con el tejido, pero los científicos descubrieron que en la placenta de los machos (XY) se había reducido la expresión OGT en comparación con la de las hembras (XX).

Protección

En conjunto, los resultados sugieren que la enzima OGT puede estar actuando para proteger el cerebro durante la gestación, pero que los machos, que tienen menos de esta enzima protectora desde el inicio, los pone en un mayor riesgo de desarrollo neurológico anormal si la madre está estresada durante el embarazo. Si el estado de OGT como un biomarcador de exposición a estrés prenatal y mayor riesgo de problemas de desarrollo neurológico se confirma en humanos, Bale cree que podría ayudar a detectar de forma temprana a las personas vulnerables.

El secreto de nuestra salud mental está en la placenta

E. ORTEGA

Última revisión martes 06 de agosto de 2013

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placenta-670xXx80[1]La falta de algunas hormonas en la placenta podría ser clave para que, de adultos, algunos tengamos problemas de ansiedad o seamos mas vulnerables a problemas relacionados con nuestra salud mental.
Así lo asegura una investigación realizada en ratones, y publicada en Nature Communications, que revela el papel de la placenta en la programación a largo plazo de la conducta emocional y en la que, por vez primera, los científicos asocian las alteraciones en la placenta con cambios en la conducta de los adultos.


Los investigadores saben que el factor de crecimiento-2 like/insulina, desempeña un papel importante en el desarrollo del feto y de la placenta en los mamíferos, y que los cambios en la expresión de dicha hormona, tanto en la placenta como en el feto, están implicados en la restricción del crecimiento en el útero.


«El desarrollo de un bebé es un proceso muy complejo y hay un montón de mecanismos de control que garantizan que los nutrientes necesarios para que el bebé crezca sean suministrados por la madre», señala el profesor Lawrence Wilkinson, neurocientífico del comportamiento de la Universidad de Cardiff (Reino Unido). Por eso los investigadores estaban interesados en saber si la alteración de dicho equilibrio podría influir en los comportamientos emocionales mucho tiempo después de haber nacido, en la edad adulta.

Hormona modificada

Para analizar cómo un desajuste entre la oferta y la demanda de ciertos nutrientes podría afectar a los seres humanos, Wilkinson y sus colegas de la Universidad de Cardiff, Trevor Humby, Mikael Mikaelsson, en colaboración con Miguel Constancia, de la Universidad de Cambridge, examinaron el comportamiento de los ratones adultos en los que se había administrado una hormona clave pero alterada. «Dañamos una hormona llamada factor de crecimiento 2 insulina-like, importante para el control del crecimiento en el útero. Lo que vimos fue un desequilibrio en el suministro de nutrientes controlados por la placenta, y que dicho desequilibrio tuvo efectos importantes sobre el estado mental, cuando los animales fueron adultos», explica Humby.


Además, los investigadores vieron que estos síntomas se acompañaron de cambios específicos en la expresión de genes cerebrales relacionados con este tipo de comportamiento. «Este es el primer ejemplo de lo que hemos llamado ‘placenta de programación‘ del comportamiento de los adultos -señalan-. No sabemos exactamente cómo estos acontecimientos de la vida embrionaria pueden tener efectos a largo plazo sobre nuestras predisposiciones emocionales, pero sospechamos que nuestros hallazgos pueden indicar que ‘las semillas‘ que modulan nuestro comportamiento, y, posiblemente, la vulnerabilidad a trastornos cerebrales y mentales, se siembran mucho antes de lo que se pensaba».


Aunque los estudios se han llevado a cabo en ratones, los investigadores consideran que estos resultados pueden tener implicaciones más amplias en el desarrollo humano. Por ello, están diseñando otros estudios para investigar los mecanismos cerebrales que vinculan acontecimientos de la vida temprana con la disfunción placentaria y el estado emocional de los adultos.


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