Síntomas perdida de visión, debilidad, pito en los oídos

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TEMA 6 PRIMEROS AUXILOS

1. INTOXICACIONES: SÍNTOMAS, MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y DE AUXILIO

Los niños pueden sufrir intoxicaciones de diferentes maneras y por diferentes substancias, pero son casi en su totalidad evitables. Vamos a ver cómo actuar para prevenirlo y cómo actuar si sucede, ofrecíéndoles los primeros auxilios necesarios.

Pueden intoxicarse por ingestión, es decir, bebiendo un producto tóxico. Es lo más habitual. También pueden hacerlo por inhalación o por contacto.
Si se produce la intoxicación hay que llevar al centro médico el producto responsable, para que se pueda actuar con conocimiento de causa.

 Las medidas de prevención para evitar que suceda son sencillas. La primera, que deberíamos tomar ya cuando nace para que luego no se nos pueda olvidar, es esconder y almacenar todos los productos tóxicos, corrosivos y medicamentos en lugar seguro, en alto y preferentemente con candado. Nunca hay que rellenar botellas con productos sin etiquetarlo correctamente. También es muy conveniente tirar la comida y las medicinas caducadas inmediatamente.

Si se produce la intoxicación hay que vigilar la respiración y el estado nervioso del niño.

Los síntomas habituales
de la ingestión serán nauseas, vómitos, calambres estomacales, dificultades respiratorias, mal aliento e inconsciencia. Hay que llevar al niño y una muestra del producto a un centro médico de urgencias. También es conveniente llamar al Centro Español de Toxicología (91 562 04 20) para pedir indicaciones.


 Si la intoxicación ha sido por una substancia corrosiva no hay que provocar el vómito pues podría aumentarse la quemadura en el esófago. Las substancias corrosivas son la lejía, la sosa caústica, el ácido sulfúrico, el amoniaco, los desatascadores, el jabón de lavavajillas, los limpiasuelos, el aguarrás y la trementina entre otros.

Si se han tomado setas venenosas o medicamentos hay que llamar al 112 o al Centro Toxicológico.

Cuando el niño está inconsciente o adormilado nunca hay que provocar el vómito para evitar el ahogamiento, y tampoco hay que darle de beber. Lo colocaremos de costado y en un lugar ventilado llamando inmediatamente al 112. Si deja de respirar es conveniente hacer el boca a boca.

Las intoxicaciones también pueden ser cutáneas, cuando un veneno o un corrosivo entra en contacto con la piel y penetra en ella.

En estos casos pueden aparecer lesiones cutáneas. Esto puede suceder con insecticidas, ácido fórmico y pesticidas. En todos los casos de intoxicación hay que mantener la calma y actuar con serenidad, tanto en los primeros auxilios que realicemos como llamando lo antes posible al 112, donde daremos todos los datos de forma que puedan actuar con rapidez y eficacia.


2.1. LIPOTIMIAS


La lipotimia es un síndrome en el que una persona tiene la sensación de pérdida parcial del conocimiento repentina y momentáneamente, sin perder completamente la conciencia y no se alteran el ritmo cardíaco y la respiración.  No debe confundirse con el desmayo o el síncope. Este desvanecimiento parcial es ocasionado cuando hay una disminución de la irrigación sanguínea que viaja al cerebro y por ende, la cantidad de oxigeno que lleva no es suficiente para mantener sus funciones correctamente.

2.1.2. Síntomas de una lipotimia


Cuando se presenta un episodio de desvanecimiento parcial, hay una serie de indicios que observaremos, generalmente son:

 – Mareos. – Sudor frío. – Palidez. – Vértigo. – Desorientación leve. – Debilidad muscular, principalmente en las piernas. – Ritmo cardíaco lento. – Alteraciones de la visión. – Náuseas y vómitos. – Zumbidos en los oídos. – Contracciones y relajaciones musculares que son involuntarias, aunque no es muy común que suceda.

2.1.3. Causas de la lipotimia   Algunas de las principales causas de la lipotimia son:

– Deshidratación. – Calor, estar en lugares con mala ventilación o con mucha gente – Pasar muchas horas sin comer. – Realizar ejercicio con ropa inadecuada, puede ocasionar sobrecalentamiento y sudor en exceso. – Efectuar actividades prolongadas o de esfuerzo excesivo, como ejercicio o permanecer mucho tiempo de pie. – Emociones intensas, por una situación de felicidad, estrés, miedo o de horror. – Afecciones en el oído interno, el cerebro no recibe el flujo correcto de información para mantener el equilibrio.


– Dolores agudos, como los ocasionados por quemadura, fractura de huesos o cefalea. – Uso de algunos medicamentos, por ejemplo aquellos para disminuir la presión arterial o las alergias. – Hipotensión, suele suceder cuando la persona se pone de pie rápidamente después de un tiempo prolongado en reposo. – Hipoglucemia, el cerebro necesita glucosa para un buen funcionamiento y al no ser suficientes se produce la lipotimia y otras complicaciones. – Otras enfermedades, frecuentemente problemas cardiovasculares o infecciones.

2.1.4. Actuación ante una lipotimia Ante un caso de lipotimia, el educador deberá seguir los siguientes pasos:

– Ayudaremos al niño a echarse en el suelo y le levantaremos las piernas por encima del nivel del corazón. De esta manera reforzaremos el flujo sanguíneo hacia el cerebro

 – En caso de no disponer de espacio para acostar al niño, lo ayudaremos a inclinarse hacia delante. En la posición de sentado, colocaremos su cabeza entre las rodillas, el tórax y la cintura. Si nos encontramos en un sitio cerrado, abriremos las ventanas

– Si nos encontramos en un lugar abierto, retiraremos al niño del sol y evitaremos que se agolpe gente a su alrededor

 – Si es posible, estimularemos periféricamente con frío

 – Durante el desmayo, colocaremos la cabeza del niño de lado, para, de esta forma, evitar que se obstruyan las vías respiratorias con la caída de la lengua. También cabe la posibilidad de que vomite, y esta postura evita que el niño se ahogue con el vómito


– Intentaremos que la recuperación sea completa. No levantaremos al niño con prisas, ni permitiremos que él lo haga. Una incorporación brusca puede desencadenar un nuevo episodio. La incorporación se efectuará poco a poco.        – Es importante revisar que no haya lesiones o golpes y deben acudir al médico de ser así.        

– Hasta que el niño no esté totalmente recuperado, no se le debe dar nada por la boca

2.2. SÍNCOPES es la pérdida pasajera del conocimiento que va acompañada de una paralización momentánea de los movimientos del corazón y de la respiración y que es debida a una falta de irrigación sanguínea en el cerebro.

 Es fruto de alguna enfermedad cardíaca y se produce de una manera brusca después de haber efectuado alguna actividad física que suponga un esfuerzo para el niño.

2.2.2. Síntomas del síncope Los signos más destacados son:

 – Pérdida de consciencia     – Piel fría, húmeda o sudada    – Respiración acelerada y un ritmo cardíaco acelerado, fuerte    – Náusea o vómitos     – Desvanecimiento, mareos o dolor de cabeza – Fatiga o debilidad

2.2.3. Causas del síncope-

Reacción de reflejos

Es la causa más común del síncope en los niños. Puede ocurrir cuando su niño tose, estornuda, se esfuerza en una evacuación intestinal, u orina. También puede ocurrir cuando él se enfrenta a una situación estresante o aterradora.

– Cambios en la posición del cuerpo

Cambios en la posición pude causar un bajón súbito en la presión arterial de su niño. Un ejemplo es cuando su niño se pone de pie súbitamente.

– Problemas cardiovasculares

Insuficiencia cardíaca o problemas con los vasos sanguíneos del cerebro pueden disminuir el flujo de sangre al cerebro.

2.2.4. Actuación ante un síncope


Lo más adecuado es que permanezca unos instantes tumbado, ya que en esta posición es muy raro que le vuelva a ocurrir. Además, esta postura le permite relajarse y que se pasen los efectos del síncope y las sensaciones desagradables que conlleva. Acudir al médico inmediatamente o llamar al 911 si el niño:

– Se vuelve a desmayar.

 – Se queja de dolor de cabeza, tiene un ritmo cardíaco acelerado, o se siente demasiado mareado para ponerse de pie.

 – Pierde la consciencia y no se despierta

– Tiene una convulsión.

– Se queja de dolor torácico y tiene dificultad para respirar.

2.3. CONVULSIONES


Las convulsiones de carácter febril son las más comunes en los niños. Son causadas por un aumento repentino y brusco de la temperatura corporal.

Una temperatura de 38°C o más alta puede causar convulsiones febriles en niños.


 Una convulsión febril puede ser aterradora para cualquier padre o cuidador. Sin embargo, la mayoría de las veces, las convulsiones febriles no causan ningún daño. Por lo regular el niño no tiene un problema de salud más serio a largo plazo.

 Las convulsiones febriles ocurren con mayor frecuencia en niños sanos de 9 meses a 5 años de edad. Los niños pequeños son los más afectados. Las convulsiones febriles a menudo son hereditarias.

 La mayoría de las convulsiones febriles ocurre en las primeras 24 horas de una enfermedad. Es posible que no se presenten cuando la fiebre está más alta. Un resfriado o enfermedad viral pueden detonar una convulsión febril.

2.3.2. Síntomas Una convulsión febril puede ser algo tan leve como que simplemente se le volteen los ojos al niño o se le pongan rígidas las extremidades. Una convulsión febril simple se detiene por sí sola en cuestión de unos segundos hasta 10 minutos.  Se puede presentar cualquiera de los siguientes síntomas:

 – Una tensión (contracción) repentina de los músculos en ambos lados del cuerpo del niño. La contracción muscular puede durar algunos segundos o más.  

– El niño puede llorar o gemir.

– El niño caerá si está de pie.

– El niño puede vomitar y morderse la lengua.

– Algunas veces, los niños no respiran y pueden empezar a ponerse morados. El cuerpo del niño puede empezar a sacudirse rítmicamente. El niño no responderá a la voz del adulto


 – Es posible se orine. Una convulsión que dure más de 15 minutos, solo en una parte del cuerpo o se repita en breve espacio de tiempo no es una convulsión febril normal. En bebés y niños pequeños es importante descartar otras causas tras una primera convulsión, especialmente la meningitis (una infección bacteriana de la cubierta del cerebro o la médula espinal).

2.3.3. Actuación ante una convulsión


Las siguientes medidas ayudarán para mantener al niño seguro durante una convulsión: – No contenga al niño ni intente detener los movimientos convulsivos.

– No deje al niño solo – Coloque al niño en el suelo en un área segura. Retire los muebles y otros objetos puntiagudos del área.

– Muévalo sólo si está en un lugar peligroso

– Afloje cualquier prenda de vestir que le quede ajustada, especialmente alrededor del cuello. Si es posible, abra o retire la ropa de la cintura para arriba.   – Si el niño vomita o si se acumula saliva o mucosidad en la boca, póngalo de lado o boca abajo. Esto es importante también si la lengua estuviera obstaculizando la respiración.

– No intente meterle nada en la boca a la fuerza para impedir que se muerda la lengua. Esto aumenta el riesgo de lesiones.

– Si la convulsión dura varios minutos, llamar a urgencias. Después de la convulsión, el paso más importante es identificar la causa de la fiebre. Centrarse en bajarla. Es normal que los niños se duerman  o confundidos por un período corto de tiempo, justo después de la convulsión.


3. PICADURAS DE INSECTOS

 La alergia de los niños a las picaduras de insectos se debe a las reacciones alérgicas al veneno que los himenópteros, entre los que se incluyen las avispas y las abejas, producen tras una segunda picadura y pueden tener consecuencias fatales para la salud de los niños.

El problema es la falta de conocimiento por parte del niño y de su familia, ya que tras una primera picadura el niño puede quedar sensibilizado al veneno y sólo sufrir una hinchazón local de la zona donde se ha producido.

 En el caso de que el niño sea alérgico y haya desarrollado la alergia, la segunda vez que sufra una picadura de uno de estos insectos puede tener, en pocos minutos, una reacción sistémica o anafiláctica, con síntomas de ahogo, picazón generalizado en todo el cuerpo, taquicardia, bajada de tensión arterial, mareo y peligro de muerte. Varios estudios demuestran que entre el 20 y el 32 por ciento de los niños con antecedentes de picadura de avispas o abejas y pruebas cutáneas positivas al veneno, desarrollarán anafilaxia por una picadura posterior.

 El riesgo de presentar una reacción alérgica a las picaduras de insectos, como las avispas o las abejas, aumenta durante los meses de verano y los niños son los más propensos a sufrirlas. Y es que durante el verano los niños pasan más tiempo al aire libre y van descalzos por el césped, donde anidan las avispas. Por tanto, se une el aumento de la actividad de determinados insectos como avispas, abejas, moscas o mosquitos.


 Aunque no son tan frecuentes como las picaduras de avispa o abeja, los niños también pueden desarrollar alergias a las picaduras de otros insectos como las cucarachas, los mosquitos, las hormigas o las pulgas. Las reacciones a las picaduras de mosquitos suelen ser molestas y en algunos casos espectaculares, pero no son peligrosas para la vida.

Generalmente se emplearán insecticidas y/o repelentes para la piel cuando se esté en el exterior y, en caso de picadura, se podrá aplicar alguna crema de tipo corticoide y antihistamínico para evitar los picores o aliviarlos. 

 

Tratamiento para las picaduras de insectos


La primera vez:


si un niño sin antecedentes de alergia sufre una picadura de insecto y empieza a sufrir síntomas graves, más allá de la hinchazón local, deberá acudir de inmediato al servicio de urgencias más cercano que le derivará al Servicio de Alergia Pedíátrica. Mientras tanto, es recomendable poner frío en la zona para evitar que se absorba el veneno con rapidez. También se puede practicar un torniquete, si la picadura se ha producido en un brazo o pierna.

La segunda vez:
el tratamiento para los pacientes que ya han sido diagnosticados de alergia al veneno de avispas o abejas se basa en las vacunas y es muy efectivo pues consigue abortar las reacciones alérgicas. La inmunoterapia específica a través de vacunas con los venenos de los himenópteros dura al menos cinco años y su efectividad está probada mediante la picadura controlada del insecto. No obstante, en caso de reacción anafiláctica, conviene llevar consigo siempre una inyección de adrenalina. Los alergólogos pedíátricos enseñan a estos niños y a sus padres a inyectarse adrenalina mediante un autoinyector que siempre deben llevar consigo para casos de reacción.        

Prevención de las picaduras de insectos

Los alergólogos pedíátricos recomiendan:    – Extremar la precaución cuando se esté al aire libre. –   Evitar en la medida de lo posible realizar comidas en el campo pues los insectos acuden a ella. – No vestir con colores llamativos ni estampados. Llevar manga larga y pantalón largo.

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