Prevención de Enfermedades Infecciosas: Estrategias Clave
- No tomar agua que pudiera estar contaminada.
- Conservar y manipular los alimentos según las normas que aparezcan en sus envases.
- Calentar bien y hervir la comida preparada.
- Lavar bien las verduras, frutas y hortalizas que se vayan a consumir.
- Lavarse las manos después de ir al servicio y antes de comer o manipular alimentos.
- Usar preservativo al mantener relaciones sexuales.
Mecanismos de Defensa del Organismo contra Infecciones
Mecanismos de Defensa Inmunológica
Nuestro organismo posee diversos mecanismos para defenderse de las infecciones, los cuales se clasifican en inespecíficos y específicos.
Mecanismos Inespecíficos (Inmunidad Innata)
Estos mecanismos nos defienden frente a cualquier tipo de infección, actuando como una primera línea de defensa:
- La piel: Es una barrera física infranqueable para la mayoría de los microorganismos, salvo que exista alguna herida o lesión.
- Las mucosas: Son los epitelios que recubren las cavidades corporales en contacto con el exterior (como las vías respiratorias, digestivas y urogenitales). Están recubiertas de moco y secreciones que contienen sustancias antimicrobianas que destruyen los microorganismos.
- La inflamación: Es una respuesta local del organismo ante la presencia de microorganismos o cualquier partícula ajena que penetre en el interior. La zona afectada se enrojece, se hincha, aumenta su temperatura y duele, facilitando la llegada de células inmunitarias.
Mecanismos Específicos (Inmunidad Adaptativa)
Estos mecanismos están dirigidos contra cada microorganismo concreto que entra en contacto con nosotros. El sistema inmunitario los identifica, los reconoce como extraños y elabora una estrategia de defensa específica y duradera. El componente más importante de este sistema son los linfocitos, células capaces de reconocer microorganismos o cualquier elemento ajeno a nuestro cuerpo. Hay dos tipos principales:
- Linfocitos B y anticuerpos: Los anticuerpos o inmunoglobulinas son proteínas producidas por los linfocitos B. Se unen específicamente a los antígenos (moléculas extrañas) de los microorganismos, neutralizándolos o marcándolos para su destrucción.
- Linfocitos T: Cuando un virus infecta una célula, deja expuestas proteínas virales en su superficie. Los linfocitos T reconocen estas proteínas y destruyen las células infectadas, impidiendo la replicación viral. Cada linfocito T reconoce un antígeno determinado y se activa específicamente al reconocerlo.
Trastornos del Sistema Inmunitario
El sistema inmunitario, a pesar de su complejidad y eficacia, puede sufrir disfunciones que dan lugar a diversas patologías:
- Enfermedades autoinmunes: Ocurren cuando el sistema inmunitario reconoce como extraña una molécula o tejido de nuestro propio cuerpo y lo ataca. Ejemplos incluyen la Esclerosis Múltiple y algunas formas de diabetes.
- Alergias: Son respuestas exageradas del sistema inmunitario a antígenos (alérgenos) que, en condiciones normales, no deberían causar una reacción. Ejemplos comunes de alérgenos son el polen, los ácaros del polvo o ciertos alimentos.
Tratamiento de Enfermedades Infecciosas
Tratamiento de Infecciones Bacterianas
Las infecciones causadas por bacterias se tratan eficazmente con antibióticos. El primer antibiótico descubierto y ampliamente utilizado fue la penicilina.
Tratamiento de Infecciones por Protozoos y Hongos
Para las infecciones causadas por protozoos se emplean antiprotozoarios, y para las infecciones fúngicas, antifúngicos (fungicidas). Es importante señalar que estos fármacos no siempre son tan efectivos como los antibióticos y, en algunos casos, pueden resultar tóxicos para las personas.
Tratamiento de Infecciones Virales
Las infecciones virales son, en general, más difíciles de tratar. Una vez que los virus se introducen en las células huésped, es complejo atacarlos sin dañar la célula infectada. A menudo, es el propio organismo quien debe vencer la infección y eliminar el virus. No obstante, se han desarrollado fármacos eficaces contra algunos virus específicos, conocidos como antivirales.
Las Vacunas: Inmunización y Prevención
Las vacunas persiguen el objetivo fundamental de inmunizar a las personas contra una serie de microorganismos patógenos. Para ello, se inyecta una forma atenuada o inactivada de ese mismo microorganismo, o partes de él (antígenos). Las vacunas son una forma altamente efectiva de luchar contra las enfermedades infecciosas, ya que funcionan estimulando a nuestro sistema inmunológico a desarrollar anticuerpos que puedan contrarrestar a un virus o bacteria que invada nuestro cuerpo, y a producir células de memoria. Así, cuando ese virus o bacteria para la cual nos hemos vacunado entra en nuestro cuerpo, el sistema de defensa sabe qué hacer y responde inmediatamente, neutralizando al invasor y evitando la infección.
No existen vacunas para todas las enfermedades por dos razones principales:
- Índole social: La investigación y el desarrollo de vacunas a menudo se centran más en las enfermedades que afectan a poblaciones en el mundo desarrollado, debido a factores económicos y de mercado.
- Índole científica: Los microorganismos poseen estrategias defensivas complejas y una alta capacidad de mutación, lo que dificulta enormemente el desarrollo de vacunas eficaces y duraderas contra ciertas enfermedades.
Genética y Vacunas: El Futuro de la Inmunización
Un tipo de vacuna prometedora que se encuentra en evaluación es la vacuna de ADN. En esta técnica, se inserta en un plásmido una parte del ADN del agente infeccioso y se inyecta en el individuo a proteger. El plásmido transporta un gen codificador de una proteína específica del patógeno hasta las células musculares del vacunado. De esta manera, se expresa un antígeno que induce una respuesta inmune. Es importante destacar que el plásmido no se replica en las células del vacunado; solo provoca la síntesis de la proteína que, a su vez, induce la producción de anticuerpos y células de memoria, preparando al sistema inmunitario para futuras exposiciones.