Desarrollo Reproductivo Humano: Hormonas, Gestación y Ciclos Vitales

Desarrollo Reproductivo Masculino: Hormonas y Etapas

El desarrollo de los varones está regulado por la acción conjunta de los sistemas nervioso, endocrino y genital, entre otros.

Durante la gestación, las células de un embrión en desarrollo se diferencian, dando origen a los rudimentos de los órganos. En este período, la producción de testosterona en estas células se dispara por acción de la hormona gonadotropina coriónica (hCG), producida por la placenta durante el embarazo. La diferenciación de las células que forman los testículos en el embrión varón ocurre a partir de la séptima semana de gestación. La testosterona es una de las hormonas que masculiniza los fetos: se forman el pene, el escroto, los epidídimos y las glándulas masculinas. Después del nacimiento, la pérdida de conexión con la placenta elimina el efecto estimulante de la hCG, y los testículos dejan de secretar testosterona hasta los diez a trece años de edad. Por ello, desde el nacimiento hasta la pubertad se suspende el desarrollo de los caracteres sexuales masculinos secundarios.

La Pubertad y la Testosterona

Durante la pubertad, se incrementa la producción de testosterona, que circula por la sangre. Se trata de una hormona esteroide, es decir, es un lípido y, como tal, es liposoluble. Por esta propiedad, atraviesa fácilmente la membrana celular de las células blanco. Una vez dentro de la célula, se une a receptores específicos en el citoplasma. El ARNm transcrito se desplaza del núcleo al citoplasma. Allí, como respuesta a este estímulo, se inicia la síntesis de proteínas. El incremento de testosterona estimula el crecimiento y, por lo tanto, el aumento de tamaño de los testículos, la laringe y las cuerdas vocales, además de modificar el timbre de la voz. También aumenta la distribución del vello corporal. Se incrementa el depósito de proteínas, de modo que, por lo general, los varones alcanzan mayor tamaño corporal y tienen más masa muscular que las mujeres. Los caracteres sexuales secundarios también pueden contribuir a la calvicie en la pubertad.

Regulación Hormonal Masculina

Tanto la espermatogénesis como la secreción de testosterona por los testículos se encuentran reguladas por hormonas de la hipófisis anterior, las cuales inician el proceso de espermatogénesis y estimulan la secreción de testosterona. Esto sucede durante la etapa de la pubertad. La producción de espermatozoides continúa durante toda la vida y, al igual que la síntesis de las hormonas sexuales, es regulada por otras hormonas. Se producen dos hormonas: la FSH (Hormona Folículo Estimulante) y la LH (Hormona Luteinizante), que llegan a los testículos. Allí, la LH estimula a las células intersticiales (células de Leydig) a sintetizar testosterona, y la FSH, junto con la testosterona, actúa en las células de Sertoli, desencadenando la formación de espermatozoides a partir de espermatogonias que se encuentran en las paredes de los túbulos seminíferos. Cerca de los 50 años de edad, comienza a disminuir la liberación de testosterona y los varones ingresan en la etapa denominada andropausia. La fertilidad decrece gradualmente y pueden ocurrir cambios en el estado de ánimo, fatiga, pérdida de energía, disminución del impulso sexual y de la agilidad física.

La espermatogénesis produce espermatozoides en los túbulos seminíferos; solo una parte de las células germinales se diferencian en espermatozoides maduros, un proceso fundamental para la reproducción.

Desarrollo Reproductivo Femenino: Hormonas y Ciclo Menstrual

El desarrollo de las mujeres está regulado por la acción conjunta de los sistemas nervioso, endocrino y genital.

Durante el tercer mes de gestación, en el tejido de las ovogonias, los embriones femeninos comienzan a producir ovocitos primarios, que al desarrollarse darán origen a los ovarios. Cada ovocito primario queda dentro de un folículo primario. En la pubertad, el hipotálamo estimula la neurosecreción y su liberación en la sangre de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). La GnRH se transporta en un corto trayecto por la sangre desde el hipotálamo hasta la hipófisis anterior. Una vez allí, provoca la liberación de hormonas llamadas gonadotropinas, pues su blanco de acción son las gónadas, es decir, en el caso de las mujeres, los ovarios. Estas son la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). La FSH estimula el desarrollo de varios folículos y, dentro de ellos, se inicia un proceso de división celular que había quedado detenido desde la gestación. Por meiosis, continúa el proceso de formación de un óvulo. Mientras, los folículos primarios crecen y se transforman en un folículo maduro o de De Graaf, y se acercan cada vez más a la pared del ovario. Unos días después, el aumento conjunto de LH y FSH provoca la ovulación: el folículo más maduro estalla, la pared del ovario se rompe y libera un ovocito II. Los otros folículos en maduración se reabsorben. La producción de GnRH en el hipotálamo, y de LH y FSH en la hipófisis anterior, está controlada por los esteroides del ovario y por la inhibina mediante una retroalimentación negativa.

El Ciclo Menstrual Femenino

Por la acción de la LH, las células remanentes del folículo maduro se convierten en una masa amarilla, el cuerpo lúteo o amarillo, una pequeña y temporaria glándula endocrina que comienza a secretar más estrógenos y progesterona, otra hormona esteroide que mantiene el crecimiento del endometrio. Cuando se produce la primera menstruación o menarca, comienza un nuevo ciclo menstrual. La hormona progesterona y los estrógenos mantienen el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Esto marca la pubertad, el ingreso a la adolescencia. El día del comienzo del sangrado menstrual se considera el primer día del ciclo. A partir de ese día, si la mujer posee menstruaciones cada 28 días, es muy posible que el ovocito II salga del ovario el día 14. Ese momento se denomina ovulación. Aproximadamente a los 50 años de edad, a causa de la disminución de la producción de estrógenos, ocurre la menopausia. Se suspende el sangrado menstrual, el epitelio vaginal se adelgaza, el moco cervical disminuye, las secreciones vaginales se reducen, el endometrio y las mamas se atrofian, aumenta la secreción de gonadotropina en la hipófisis y disminuye la densidad mineral ósea.

De la Fecundación al Parto: Desarrollo Embrionario y Fetal

Una vez que los espermatozoides se encuentran dentro del sistema genital de la mujer, se desplazan por las trompas de Falopio hacia el encuentro del ovocito II. Sin embargo, antes de ello, pasan por una serie de barreras. Si uno de estos logra unirse a un ovocito II, se produce la fecundación, que ocurre generalmente en el primer tercio de la trompa de Falopio, en una zona ancha denominada ampolla. Si ocurre la fecundación, la división meiótica para formar un óvulo se completa. Ni bien concluye la meiosis II, ocurre la unión de los núcleos del óvulo y del espermatozoide para formar el cigoto. El cigoto es arrastrado hacia el útero. En el camino, sucede la división por mitosis y se forma el blastocisto.

Aproximadamente a los seis días, el blastocisto en desarrollo entra en contacto con la superficie uterina y se fija en el endometrio. Este proceso se denomina implantación. Tras esto, el corion comienza a secretar gonadotropina coriónica humana (hCG), la cual ingresa al torrente sanguíneo materno y así llega al cuerpo lúteo. Ocho semanas después, el intercambio de sustancias entre la circulación sanguínea de la madre y el feto comienza a darse principalmente por la placenta, que también actúa como glándula endocrina. La placenta además produce, entre otras hormonas, la β-endorfina, que regula el apetito y el estado de ánimo durante el embarazo. Más tarde, la placenta sintetiza relaxina, para dilatar el cuello del útero como preparación para el parto.

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