La Salinidad de los Suelos
La idea es muy sencilla: un suelo es salino si tiene una cantidad excesiva de determinadas sales (cloruros, sulfatos, etc.).
No es frecuente, pero puede ocurrir que tu suelo sea salino.
En climas húmedos, donde llueve mucho, es raro que haya suelos salinos, puesto que las sales son lavadas en profundidad y no afectan a la zona de las raíces. En climas secos, son más típicos, ya que no existen esas lluvias abundantes que arrastren las sales.
Que un suelo sea salino dependerá de la geología del lugar. También puede convertirse un suelo que inicialmente no lo es si se riega durante muchos años con agua salitrosa. Ojo con las aguas de pozo, por tanto.
Naturaleza de las Sales Solubles
Las sales pueden encontrarse en el suelo de varias formas: precipitadas en forma de cristales, disueltas en la solución del suelo, o bien retenidas (adsorbidas) en el complejo de cambio.
El contenido de sales en cualquiera de estas tres situaciones cambia continuamente al variar la humedad edáfica, pasando las sales de una posición a otra. Así, en el:
- Período seco: la cristalización aumenta, las sales en solución disminuyen (aunque la solución se concentra) y aumentan las adsorbidas.
- Período húmedo: el comportamiento es inverso.
Efectos de la Salinidad
Relaciones Hídricas
La concentración de sales solubles eleva la presión osmótica de la solución del suelo. Teniendo en cuenta que el agua tiende a pasar de las soluciones menos concentradas a las más concentradas para diluir estas últimas e igualar las presiones osmóticas, se comprende que cuando la concentración salina de la solución del suelo es superior a la del jugo celular de las plantas, el agua tenderá a salir de estas últimas hacia la solución del suelo.
Este efecto llevó a Schimper (1903) a plantear la teoría de la sequedad fisiológica, que postula que en medios salinos, aunque exista una humedad elevada, las plantas sufren estrés hídrico, se secan y acaban muriendo.
Balance Energético
No obstante, esta teoría no describe completamente todos los efectos perjudiciales de la salinidad, ya que en ocasiones las plantas no sufren estrés hídrico, sino que disminuyen considerablemente su altura.
Para explicar este efecto, Bernstein (1961) desarrolló la teoría del ajuste osmótico, la cual propone que las plantas, al aumentar la presión osmótica de la solución del suelo, se ven obligadas a una adaptación osmótica de sus células para poder seguir absorbiendo agua; una adaptación que requiere un consumo de energía que se realiza a costa de un menor crecimiento.
Aceves (1979) propone la teoría de la división y el crecimiento celular, según la cual la disminución del crecimiento se atribuye a que las sales afectan la división celular, producen un engrosamiento prematuro de las paredes celulares y limitan el crecimiento de forma irreversible.
Nutrición
En el aspecto nutricional, se producen importantes modificaciones, debido, por un lado, a las variaciones de pH que afectan la disponibilidad de los nutrientes, y por otro, a las interacciones ocasionadas por la presencia en exceso de determinados elementos.
Esto ocurre, por ejemplo, con las interacciones entre cloruros, nitratos y fosfatos; entre calcio y sodio; o entre potasio y sodio. La dominancia de calcio provoca antagonismos, entre otros, con el potasio, magnesio, hierro, boro y zinc. Sin embargo, existen relaciones de sinergismo entre potasio e hierro y entre magnesio y fósforo.
Igualmente, la presencia en exceso de ciertos iones puede provocar toxicidad debido a su acumulación en distintas partes de las plantas, como semillas, tallos y hojas. Los más significativos, en este aspecto, son los cloruros, el sodio y el boro, afectando con mayor incidencia a los cultivos plurianuales.
Efectos Generales de la Salinidad
La salinidad produce efectos diferentes sobre las distintas especies vegetales. Como norma general, provoca una disminución del tamaño de la planta, que adopta formas achaparradas, una disminución en la producción de frutos y semillas, e incluso la muerte de la planta cuando se supera su límite de tolerancia.
Este hecho se utiliza en los terrenos salinos para estimar el grado de salinidad presente.
Causas de la Salinidad
El proceso de acumulación de sales en los suelos con predominio del Ca (Calcio) y el Mg (Magnesio) se denomina salinización. Cuando es el Na (Sodio) el que predomina netamente, el suelo evoluciona de manera muy distinta, desarrollándose un proceso con resultados completamente diferentes, que es la llamada alcalinización.
Dos son las condiciones necesarias para que se produzca la acumulación de sales en los suelos: el aporte de sales y que su posible eliminación esté impedida.
Causas Naturales
En primer lugar, pueden proceder directamente del material original. Efectivamente, algunas rocas, fundamentalmente las sedimentarias, contienen sales como minerales constituyentes.
Por otra parte, en otros casos, si bien el material original no contiene estas sales, estas pueden producirse en el suelo por alteración de los minerales originales de la roca madre.
También, frecuentemente, los suelos toman las sales a partir de mantos freáticos suficientemente superficiales (normalmente a menos de 3 metros). Los mantos freáticos siempre contienen sales disueltas en mayor o menor proporción, y en las regiones áridas estas sales ascienden a través del suelo por capilaridad.
En general, la existencia de mantos freáticos superficiales ocurre en las depresiones y tierras bajas, de ahí la relación entre la salinidad y la topografía.
Contaminación Antrópica
La salinidad del suelo también puede producirse como resultado de un manejo inadecuado por parte del ser humano. La agricultura, desde su comienzo, ha provocado situaciones de salinización, cuando las técnicas aplicadas no han sido las correctas.
La actividad agraria, y especialmente el riego, ha provocado desde tiempos remotos procesos de salinización de diferente gravedad: cuando se han empleado aguas con sales sin el debido control (acumulándose directamente en los suelos o contaminando los niveles freáticos), o bien cuando se ha producido un descenso del nivel freático regional y la intrusión de capas de agua salinas situadas en zonas más profundas, como consecuencia de la sobreexplotación.
El empleo de elevadas cantidades de fertilizantes, especialmente los más solubles, más allá de las necesidades de los cultivos, es otra causa que provoca altas concentraciones de sales, que contaminan los acuíferos y, como consecuencia, los suelos que reciben estas aguas.
El enriquecimiento de sales en un suelo se puede producir, en las zonas costeras, por contaminación directa del mar, a partir del nivel freático salino y por la contribución eólica (viento).
La contaminación de sales de origen eólico es otra causa. El viento en las regiones áridas arrastra gran cantidad de partículas en suspensión, principalmente carbonatos, sulfatos y cloruros, que pueden contribuir en gran medida a la formación de suelos con sales.
Finalmente, la actividad industrial, en ocasiones, puede acarrear situaciones serias de acumulación de determinadas sales en los suelos situados bajo su zona de influencia, por medio de la contaminación atmosférica o mediante las aguas que discurren por su cuenca hidrográfica.
Eliminación de las Sales Impedida
La segunda condición para la formación de un suelo salino es que la posible eliminación de las sales se encuentre fuertemente impedida. Esto se produce por la acción del drenaje y del clima.
Es necesario que el agua circule lentamente para que impregne el suelo, disuelva las sales y estas se distribuyan en el perfil sin que puedan eliminarse grandes cantidades. Esto se origina en suelos con malas condiciones de drenaje.
Por otra parte, el clima ejerce una acción fundamental en la formación de estos suelos, hasta el punto de que en un principio se pensó que el clima árido era indispensable. De hecho, la mayoría de los suelos salinos se encuentran desarrollados bajo climas más o menos áridos, pero al haberse encontrado suelos salinos formándose bajo otros tipos de climas, hoy se acepta que los climas áridos favorecen enormemente la formación de estos suelos y su conservación, pero no es un requisito excluyente.
Manejo y Recuperación de Suelos Salinos
Manejo de Suelos Salinos
Seleccionar cultivos tolerantes a suelos salinos. Existen tablas que proporcionan información sobre la tolerancia de diversos cultivos a la salinidad.
Sembrar el campo con camellones adaptados para suelos salinos. Existen dibujos que ilustran la forma de estos camellones. Estos camellones ayudan a que las sales del suelo se acumulen en partes donde no hay siembra.
Investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada de Segura (CEBAS-CSIC) han demostrado que el uso de compost de alpeorujo (residuos obtenidos de la aceituna molturada) y el estiércol mejoran las propiedades de los suelos agrícolas con alto contenido en sales.
Cuidado al aplicar fertilizantes en tierras salinas. Los fertilizantes también son sales. Muchas veces, la tierra salina tiene adecuada disponibilidad de fósforo y potasio, y no responde a fertilizantes de esta clase. A menudo, un poco de nitrógeno es más beneficioso.
Recuperación de Suelos Salinos
El lavado de las sales, con el fin de que sean arrastradas en profundidad más allá del alcance de la mayor parte de los sistemas radicales de las plantas, es una medida esencial para la recuperación de los suelos degradados por su acumulación. Para alcanzar tales objetivos, el sistema más simple consiste en un riego abundante (a veces incluso con agua ligeramente salina), que disolverá las sales y las arrastrará hasta los horizontes más profundos del perfil del suelo.
El denominado riego a manta es una buena solución. Sin embargo, debido a que las solubilidades de cada sal son diferentes, debe tenerse en cuenta su naturaleza o composición. Suele ser habitual que, tras realizar esta práctica, se requiera un drenaje artificial del agua añadida para evitar a toda costa un ascenso del nivel freático hacia la superficie que retornaría con él los compuestos lavados.
El agua de lavado también puede ser exportada a otras zonas por medio de drenes, teniendo siempre en cuenta que estas últimas no padezcan el mismo problema de degradación por sales.
¿Qué Hacer en Suelos Salinos?
- Probar el sabor del agua de riego. Si no es salada o es ligeramente salada, debería ser aceptable para el riego siempre que haya un buen drenaje. Si se desea, enviar una muestra al laboratorio para medir la conductividad eléctrica (CE), que indica el nivel de salinidad.
- Realizar riegos abundantes e infrecuentes en lugar de riegos ligeros y frecuentes para hacer correr el agua a través del suelo. Si el suelo es muy salino, no se debería usar agua pura para la lixiviación. El agua sin sal podría destruir la estructura del suelo, con formación de costras en el suelo húmedo que se agrietarán al secarse.
- Si los análisis indican que la concentración de sodio es alta, agregar calcio, preferiblemente en forma de yeso, que reemplace el sodio intercambiable en el suelo.
- Nivelar el campo para evitar áreas que permanezcan húmedas por períodos excesivamente largos.