Mecanismos que el organismo utiliza para la perdida de calor

El Golpe de Calor

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Los síntomas
¿Qué Hacer?
La vasodilatación como defensa
El sudor es fundamental
Alteraciones físicas
Golpe de calor y deporte
Patalogias en el calor
Es un peligro para el organismo. La subida excesiva de la temperatura puede sobrepasar la capacidad de adaptación del cuerpo al entorno.

El calor excesivo afecta a su exterior e interior, provocando disfunciones que pueden ser simples o muy peligrosas.

Es la respuesta del organismo a una agresión producida por el calor. Sus causas pueden ser la acción directa y prolongada del sol en el organismo (cabeza), normalmente debido a una larga exposición.

Los síntomas son

  • Cara congestionada.
  • Dolor de cabeza.
  • Sensación de fatiga y sed intensa.
  • Náuseas y vómitos.
  • Calambres musculares, convulsiones.
  • Sudoración abundante en la insolación que cesa en el golpe de calor;
    En este caso, la piel está seca, caliente y enrojecida.
  • Alteraciones de la consciencia (somnolencia), respiración y circulación.

Las personas que realizan alguna actividad cuando hace calor y hay mucha humedad en el medio ambiente pueden sufrir mareo, desvanecimiento y, en casos extremos, estados de inconciencia que requieren atención médica. Su forma más común es ocasionada por sobreexposición al Sol, y se conoce como insolación.

Los más sensibles a los efectos del calor son los niños, ancianos, gente obesa y quienes estén tomando medicamentos.

¿Qué Hacer?


-A los primeros síntomas de mareo y desvanecimiento, se recomienda acostar a la persona afectada en un lugar fresco, bajo techo.

-En casos no muy graves, y si el paciente está dispuesto, pueden proporcionársele bebidas que favorezcan la rehidratación, como café con azúcar o agua con sal (1 cucharada de sal por litro de agua).

-El golpe de calor ocurre cuando la temperatura corporal rebasa los 40° centígrados y está acompañada de pulso fuerte y rápido, que pronto se torna débil, a la vez que disminuye la frecuencia respiratoria.

-Es importante saber que el golpe de calor debe ser tratado inmediatamente, porque puede provocar la muerte del paciente.

-Debe bajarse la temperatura corporal con paños fríos o bolsas de hielo sobre la cabeza.

-Si el problema empeora o si la temperatura corporal de la víctima aumenta rápidamente, se le debe quitar la ropa y pasarle una esponja mojada por la cara o, de ser posible, aplicar baños de agua helada. Luego, debe cubrírsele el cuerpo con una sábana mojada o rociarlo con agua fría. Debe mantenerse fresca y mojada a la persona hasta que su temperatura corporal regrese a la normalidad.

El golpe de calor es un trastorno agudo. Es consecuencia de la exposición a temperaturas ambientales elevadas. Se presenta cuando la temperatura central del cuerpo se eleva y los mecanismos de defensa resultan inadecuados.

Está demostrado que las altas temperaturas perjudican el normal funcionamiento de los organismos que forman el cuerpo humano. Pero es un problema generalizado. A pesar de que existen ciertos grupos de riesgo, nadie está libre de sufrir problemas por el calor.

Es evidente que aquellas personas que sufren enfermedades debilitantes (por ejemplo, las lesiones cardiacas), resisten peor el ataque térmico. Cuando hace mucho calor el corazón debe realizar un esfuerzo adicional. Esto puede ser excesivo para un paciente cardiovascular. Pero estos casos son consecuencia de problemas patológicos. La preocupación para los fisiólogos es por qué sufren estos problemas de calor las personas médicamente sanas.

La vasodilatación como defensa

Las aves y los mamíferos son capaces de mantener constante la temperatura de su cuerpo. Por ello se dice que son de sangre caliente. Esto les hace independientes del ambiente aunque sólo hasta cierto punto. Los animales de sangre fría, sólo pueden mantener un nivel óptimo de rendimiento metabólico cuando el clima les proporciona el calor adecuado.

Pero el calor es peligroso. Si sube la temperatura interna, alguna de las reacciones bioquímicas del metabolismo pueden tener dificultades para funcionar a la velocidad adecuada. Por ello el organismo dispone de dos mecanismos de defensa importantes: la vasodilatación periférica y el sudor.

Con el calor la piel se pone colorada. Es debido a que los capilares de la piel se dilatan para aumentar la zona de intercambio de calor con la superficie. La sangre pasa por ésta para ceder calor al aire y volver a refrescar al cuerpo. Si la temperatura de la sangre es superior a los 37º se calentará al pasar por la piel y aumentará la temperatura interna.

El sudor es fundamental

Es raro que la piel esté a temperaturas superiores a los 37º. El sudor es otro mecanismo de defensa del cuerpo. Su función es bajar la temperatura de la piel. Ésta está plagada de miles de pequeñas glándulas que producen una solución acuosa de sales y algunas sustancias de desecho: es el sudor. Su objetivo fundamental es evaporarse y así, enfriar la piel. Cuando corre una ligera brisa la evaporación del sudor se ve favorecida y se aprecia una agradable sensación de frescura. Por el contrario, un ambiente húmedo reduce esta evaporación y agrava los problemas que surgen con el calor.

Alteraciones físicas

El problema más habitual y menos peligroso son los vahídos. La intensa vasodilatación produce una caída de la presión arterial. Como consecuencia aparece una cierta dificultad para respirar junto a una sensación de mareo. Todo ello lleva a la pérdida del sentido. Unos momentos de reposo, tumbado a la sombra, bastan para recuperar al enfermo. Colocar las muñecas bajo un chorro de agua fría sirve como alivio.

En estas ocasiones la piel suele estar húmeda y relativamente fría. La temperatura interna es más elevada de lo normal. El corazón da la señal de peligro, produciéndose el mareo al no resistir el organismo la sobrecarga de mantener la presión. La deshidratación es más peligrosa, sobre todo en ancianos. La sed avisa de la pérdida de líquidos, y en algunas personas mayores, este mecanismo no funciona con precisión. Cuando falla el mecanismo del sudor, la piel permanece seca y sube la temperatura interior. Aparecen así los delirios de inconsciencia y un posible riesgo de coma.

Golpe de calor y deporte

El golpe de calor es uno de los enemigos más frecuentes del deporte cuando este se practica al aire libre en épocas de verano. Cuando un deportista está realizando sus ejercicios en un contexto de elevada temperatura ambiental suele surgir este problema. Los síntomas que se presentan son varios. Primero la piel suele estar seca, enrojecida y caliente.

Generalmente la persona sufre cefaleas, convulsiones y actúa de manera extravagante. Es el primer aviso. De ahí se pasa a la pérdida de consciencia y en el peor de los casos al coma. Asimismo la temperatura rectal es inferior a los 40º.

Tras comprobar estos síntomas ¿qué se debe hacer? Es fundamental obligar al deportista a interrumpir su actividad. Posteriormente llevarle a un sitio fresco y sombreado. Para favorecer el descenso de la temperatura hay que retirar su ropa. Después aplicar bolsas de hielo en el cuello, las axilas y las ingles. También es importante envolverlo en toallas húmedas en agua fría. Todo ello está destinado a que la temperatura de su cuerpo vuelva a ser la idónea. Es adecuado acompañar a estas medidas con la aplicación de masajes a las extremidades para así favorecer el enfriamiento.

Si el deportista está inconsciente hay que colocarlo en posición de recuperación horizontal. No es aconsejable la rehidratación oral hasta que la temperatura descienda a 38º o menos. En el último de los casos es importante solicitar atención médica de urgencia.

Patalogias en el calor

Existen patologías que afectan a un mayor número de personas durante el verano. Una de ellas es el agotamiento, que surge al cabo de varios días de calor y por una mala hidratación y sudoración excesiva. La deshidratación es muy habitual. Debido al intenso sudor se pierden muchos líquidos. El agotamiento es el preludio de dolores de cabeza, cefaleas, calambres, dolores de articulaciones, etc…

Bajo la influencia de altas presiones atmosféricas (anticiclones) son más probables las trombosis y las embolias. Ello viene propiciado por el espesamiento de la sangre a medida que pierde lentamente su componente acuoso. En el caso de personas con arterias coronadas delicadas, las posibilidades de sufrir un infarto de miocardio se incrementan a partir de una temperatura de 30º. Además los cambios bruscos de temperatura (bochorno tras tormenta) favorecen las molestias reumáticas, jaquecas, dolores de cabeza y migrañas.

¡Cuidado con el Calor!


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¿Qué ocurre cuando el calor es excesivo?
¿Cuáles son las medidas a tomar?
Cuidado con el solarium
Cuando el Sol agota
El sol influye en nuestro humor
El verano es la época del año esperada por todos. Junto con esta estación llegan las vacaciones, los viajes, los paseos a la playa, pero también el calor, la exposición prolongada ante los rayos del sol y el exceso de sudoración.

Es además, el momento del año que muchos escogen para comenzar una dieta y practicar ejercicios al aire libre que les permita lucir un mejor cuerpo con sus trajes de baño o ropas veraniegas.

Los primeros calores del año nos tientan a ciertos excesos. Uno de ellos es la necesidad estética de mostrarnos con una tez acorde a la estación. Mucho se habla y queda por hablar sobre los riesgos de una inadecuada exposición a los rayos solares. Pero la primavera es seguida muy de cerca por el cálido verano, y no sólo protegiéndonos del sol con pantallas solares excluimos los riesgos del verano para la salud: también debemos considerar el calor.

El organismo dispone de mecanismos para regular la temperatura corporal dentro de límites bastante amplios, lo que es llamado termorregulación; pero este mecanismo puede ser excedido no sólo en niños, ancianos o personas con algunas dolencias, sino que pueden llegar a ser insuficientes aun en los saludables jóvenes, con frecuencia más deseosos de disfrutar cada verano como si fuera el último.

¿Cómo es el equilibrio regulatorio de la temperatura corporal?


Nuestro cuerpo constantemente gana y pierde calor. Se genera gran cantidad de calor por los procesos biológicos internos del cuerpo (denominado en su conjunto metabolismo basal). Este calor se eleva con la actividad física. También se gana calor del medio ambiente en forma de radiaciones, fundamentalmente la solar u otras fuentes generadoras como pueden ser maquinarias o combustión de gas y otros productos a nuestro alrededor.

Por otra parte se pierde calor (siempre que la temperatura externa sea inferior a la del cuerpo) por radiación de ondas hacia el medio o por transferencia hacia el aire circundante. También se puede transferir nuestro calor directamente al contacto con objetos más fríos. Otra formas de perder energía calórica es a través de la evaporación del sudor y la respiración.

Los mecanismos de termorregulación corporal están constantemente activos y en ellos participan los sistemas nerviosos, cardio-circulatorio, renales y hormonales.

¿Qué ocurre cuando el calor es excesivo?

Hay falta importante de líquidos, pérdida de electrolitos (sodio, potasio, cloro etc), elevación de la temperatura corporal y, producto de ello, afectación del funcionamiento de los distintos sistemas orgánicos. Nos enfermamos.

¿Qué trastornos se producen?


Una de las principales causas de enfermedades causadas por el calor es la deshidratación. La cantidad de agua necesaria para reponer los líquidos que pierde el cuerpo varía de persona a persona y depende de la temperatura, humedad y del tipo de trabajo. Es importante conocer los síntomas que se producen, pues no siempre la sed es un aviso temprano de estos trastornos. Las enfermedades y sus síntomas pueden ser:

Agotamiento por calor


Se produce sudoración excesiva, palidez, calambres musculares, sensación de agotamiento, mareos o dolores de cabeza, sensación de nausea o vómito y puede producirse el desmayo.

Golpe de calor


Puede llegar a ser muy grave y es necesaria siempre la asistencia médica.
Temperatura corporal superior a los 39°C, piel roja, caliente y usualmente seca, fuerte dolor de cabeza y/o mareos, dolor de estómago, estado de confusión o pérdida de conciencia.

¿Quiénes son susceptibles de padecer estas enfermedades?


Todos somos susceptibles de sufrir estos trastornos, aunque hay mecanismos de adaptación al calor dentro de ciertos límites, pero toman días o semanas en desarrollarse; por ello: ¡mucho cuidado al entrar el verano pues no estamos “adaptados”! Tienen una susceptibilidad mayor: quienes no han descansado lo suficiente, tienen sobrepeso, niños y adultos mayores de 40 años, quienes padecen de presión alta, están tomando medicamentos, alcohólicos, diabéticos, o quienes simplemente no siguen las medidas para controlar los efectos del calor.

¿Cuáles son las medidas a tomar?


Están en dos niveles: las medidas para prevenir los trastornos por calor y las medidas para tratar síntomas de trastornos por calor.

Medidas preventivas:


  • Ingerir más líquidos independientemente del tipo de actividad, sin esperar estar sediento.
  • Evitar bebidas cafeinadas, alcohólicas o muy azucaradas.
  • No exponerse al sol demasiado tiempo o en horarios en que los rayos solares llegan más verticalmente.
  • Tener habitaciones ventiladas.
  • De ser posible, permanecer en locales con aire acondicionado.
  • Reducir la actividad física cuando el calor es excesivo o en locales cerrados. Ingerir al menos dos vasos de líquido por hora en estas circunstancias.
  • Descansar con frecuencia a la sombra.
  • Usar ropa ligera, holgada y de colores claros.
  • No permanecer en el interior de vehículos estacionados al sol o cerrados.
  • Tener especial cuidado con niños menores de 4 años, personas mayores de 65 años y enfermos.
  • Tener presentes los factores que aumentan la producción de calor (ejercicio físico, fiebre, hipertiroidismo, consumo de drogas); la absorción de calor (viviendas calurosas, trabajos en ambientes calurosos); interfieren con la pérdida de calor (temperaturas ambientales elevadas, alcoholismo, diabetes, elevada humedad ambiental, ropa inadecuada)

Medidas ante síntomas de trastornos por calor:


Agotamiento por calor:
Si los síntomas son muy severos o la persona sufre de alguna enfermedad, solicite ayuda médica lo antes posible. Tomar bebidas frescas no alcohólicas, descansar, cambiarse a ropa ligera, ir a un lugar lo más fresco posible – idealmente con aire acondicionado; refrescarse con una esponja húmeda y si no tiene mareos tomar un baño con agua fresca. Si los síntomas no se alivian en una hora, solicitar asistencia médica para evitar llegar al cuadro de golpe de calor.

Golpe de calor:
Llamar al médico con urgencia; el golpe de calor es un cuadro que puede ser muy grave con mortalidad elevada y secuelas importantes si no se atiende de inmediato. Mover a la persona a un lugar con sombra, refrescarla con agua fría abundante hasta disminuir la temperatura a menos de 39°C. Si está consciente darle a beber líquidos frescos no alcohólicos.

Estemos alerta, no digamos “no te preocupes, lo que tiene es por el calor”. Sí, lo que tiene es por el calor, pero puede ser muy grave

Cuidado con el solarium


Por: Paulina Ibarra

El uso de lámparas bronceadoras y soláriums sin fines médicos, que en los últimos años ha aumentado mucho entre adolescentes y mujeres menores de 50 años, puede elevar el riesgo de contraer cáncer de piel.

Los soláriums imitan la luz del sol y proporcionan dosis tan intensas y concentradas de rayos ultravioleta que se puede predecir que las personas que los usan puedan desarrollar cáncer de piel.

Uno de los últimos estudios realizados, patrocinado por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, siguió la evolución de un total de 1.500 personas, con edades comprendidas entre los 25 y los 74 años.

Entre ellos se han incluido personas sanas y cerca de 800 hombres y mujeres que han desarrollado algunos de los dos principales tipos de cáncer de piel: el denominado carcinoma de células escamosas y el carcinoma de células básales. Entre los que habían tenido sesiones de bronceado artificial aumentó en 2,5 veces el riesgo de desarrollar el primer tipo de cáncer y en 1,5 veces el segundo.

Para los investigadores, estos resultados son preocupantes, debido a «la creciente popularidad del bronceado artificial entre los adolescentes y jóvenes adultos».

Anteriores estudios habían apuntado a la relación que existe entre las camas bronceadoras y cáncer de piel del tipo melanoma, que es un tipo aún más agresivo. Sin embargo, no existían estudios acerca de la relación de estas máquinas con las formas más comunes de cáncer, las de tipo basal y escamoso. «Los usuarios de estos artefactos sufren a menudo quemaduras similares a las que provoca el sol, y esas quemaduras están relacionadas con un mayor riesgo de desarrollar los tres tipos de cáncer».

El estudio analizó las respuestas de los participantes en cuanto al uso de camas bronceadoras, horas de utilización, tendencia a las quemaduras, tratamientos de radiación previos o hábitos de consumo de cigarrillos. Según los investigadores, factores como quemaduras previas producidas directamente por el sol o tiempo de bronceado natural no parecen explicar el riesgo excesivo que se ha observado entre quienes utilizan artefactos de bronceado artificial.

Los científicos sugirieron que el uso de estos equipos se limite a los adultos y que se pida a los usuarios que firmen un formulario de consentimiento donde reconozcan los riesgos asociados con la práctica.

Cuando el Sol agota


Por: Mario Rivas

Falta de agua en el organismo, excesiva exposición al Sol, mala ventilación y alta temperatura corporal son factores que de conjuntarse en esta época veraniega pueden desencadenar agotamiento por calor o insolación, serios trastornos que afectan con más fuerza a niños, deportistas y gente de la tercera edad, poniendo en riesgo su vida.

Estos padecimientos, agrupados bajo el nombre hipertermia y conocidos también como «golpe de calor» (específicamente cuando afecta súbitamente), son un problema en el que influyen factores externos, como la estación del año en curso o el grado de exigencia que tenga la actividad física que se realice, y los especialistas coinciden en señalar que la presencia de este problema es también responsabilidad del afectado.

Entre las personas mayores, por ejemplo, no se presta suficiente atención a la hidratación ni a condiciones ambientales, ya que se desconoce que al envejecer nuestro sentido de la sed o de la temperatura no se estimulan con la misma facilidad que cuando se es joven: la gente mayor suele sentir sed hasta que hay ciertos niveles de deshidratación, pues con la edad se dan cambios en la estructura de la piel que hacen más difícil la percepción de las alteraciones del clima.

Otros factores dificultan el control de la temperatura corporal en gente de la tercera edad, como presión arterial alta (hipertensión), consumo de alcohol, haber padecido diarrea o vómito, uso de medicamentos (antihistamínicos -para alergias-, tranquilizantes y diuréticos) y costumbres típicas de la edad: mantener apagados ventiladores o aire acondicionado para ahorrar electricidad, cerrar ventanas por miedo a sufrir un robo o vestirse con demasiada ropa (corbatas, sacos, medias, etcétera).

Cabe hacer hincapié en esto último. Los agotamientos por calor en ancianos no se deben sólo a la exposición directa al Sol (en este caso insolación) o al incremento de temperatura en épocas como primavera y verano, sino que también dependen de ventilación y humedad, dado que estos factores evitan la evaporación del sudor, que es el fenómeno que en sí permite al organismo disminuir su temperatura.

Asimismo, la práctica de actividades y deportes cuando la temperatura ambiente se acerca a 28º C o es mayor, representa un factor de riesgo que también incluye a niños, gente obesa y deportistas quienes, en caso de realizar actividades de exigencia física, deben habituarse progresivamente al clima, beber abundantes líquidos, evitar exponerse al Sol de mediodía, suspender el ejercicio si aparecen calambres, malestar, debilidad o náuseas y buscar ayuda especializada.

Síntomas y prevención

Ante todo, debe considerarse que la hipertermia tiene dos formas principales de manifestarse. Una de ellas es el agotamiento por calor, señal de que el cuerpo se calienta demasiado; la persona puede sentir sed, mareo, debilidad, falta de coordinación, náusea y sudor profuso. En estos casos la temperatura del cuerpo generalmente es normal (entre 37º y 37.5º C) y el pulso es regular o alto, pero la piel se siente fría y húmeda.

Cuando ello ocurra es necesario que, a los primeros síntomas de mareo y desvanecimiento, se llame a una ambulancia y se recueste a la persona afectada en un lugar fresco, bajo techo y bien ventilado, con las piernas elevadas. Si el paciente está dispuesto, pueden proporcionársele bebidas que favorezcan la rehidratación, como jugos de frutas o agua con sal (1 cucharada por litro de líquido).

La insolación es más delicada, pues pone en peligro la vida de la persona, por lo que la atención médica inmediata es esencial ante las primeras señales. Un individuo con este problema tiene una temperatura corporal superior a los 40º C, se siente confundido, tiene comportamiento extraño, sensación de desmayo, tambaleo, pulso fuerte y rápido, piel seca y roja, falta de sudor, posible delirio o hasta coma (perdida de conocimiento, sensibilidad y movimientos).

En estos casos, y en lo que llega ayuda médica, debe trasladar al afectado a una zona fresca y tratar de mejorar su estado con la aplicación de paños fríos o bolsas con hielo sobre la cabeza. Si el problema empeora o la temperatura aumenta, se debe retirar la ropa de la persona, pasarle una esponja mojada por la cara o, de ser posible, aplicar baños de agua helada. Luego, se le cubrirá el cuerpo con una sábana mojada o se le rociará con agua fría hasta que su temperatura corporal se normalice. En situación extrema se recurrirá a la respiración boca a boca.

Como la mejor manera de combatir estos eventos es la prevención, lo conveniente es evitar la deshidratación bebiendo cantidades adecuadas de agua; en particular, los ancianos pueden cerciorarse de esto si orinan por lo menos 5 ó 6 veces al día, siempre que esto no sea consecuencia del consumo de algún tipo de medicamento. Por ello, debe consultarse al médico sobre las propiedades de los fármacos que recete y saber si hay alguna precaución para su uso en épocas de mucho calor.

También deberán evitarse las actividades muy vigorosas al mediodía y hasta las cuatro de la tarde, así como permanecer en un lugar asoleado si se comienza a sentir agotamiento por calor; es mejor desplazarse a un lugar donde haya sombra y que este ventilado, incluso aflojarse la ropa. Además, deben usarse prendas ligeras, así como evitar comidas muy calientes, grasosas o condimentadas.

De esta manera se evitará al máximo que este verano el calor o el Sol generen situaciones que pongan en peligro la salud e integridad de los grupos de riesgo, como la gente de la tercera edad.

El sol influye en nuestro humor

Por: Raúl Serrano

La ciencia lo explica fácil: la luz solar incide en ciertas actividades del cerebro que tienen que ver con el humor de las personas, de manera que al disminuir la iluminación solar la gente tiende a deprimirse. Por fortuna, en países tropicales, como México, el porcentaje de afectados es menor, aunque el desánimo existe y las causas son otras.

Para poder explicar como influye la época de calor en nuestro temperamento, será necesario empezar por el lado opuesto, es decir, explicar qué es la depresión estacional. En 1921 el psiquiatra alemán Emil Kraepelín utilizó este enunciado para definir a un conjunto de síntomas depresivos incubados en otoño, acentuados en invierno y los cuales desaparecen en primavera. Los rasgos más comunes son:

Decaimiento. Somnolencia. Dolor de cabeza. Incremento de peso (y preferencia por los carbohidratos). Mal humor. Irritabilidad. Ansiedad. Propensión a la tristeza. Cansancio físico. Aislamiento social. Lo que llamó la atención del investigador alemán fue que al inicio de la década de los 20 del siglo pasado, miles de personas con rasgos depresivos buscaron ayuda especializada, siendo más notorio en los países nórdicos (Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca), casualmente los más alejados de la línea ecuatorial donde la luz solar es más intensa.

El pronunciamiento de esa época tiene vigencia aun en nuestros días, razón por la que sigue siendo motivo de estudio. Es así que se sabe que afecta a 85% de mujeres de alrededor de 30 años, y en especial a aquellas que tienen cierta predisposición o vulnerabilidad a ser depresivas.

Solecito… caliéntame un poquito El mismo Kraepelín señaló en su momento que las estaciones intervienen en nuestros rasgos de conducta. La explicación es que influyen directamente en la actividad de un neurotrasmisor (cuya función es la intercomunicación entre neuronas), llamado serotonina, producido por la glándula hipófisis (situada en la parte central del cerebro) y que es responsable de «moldear» nuestros estados de ánimo, mediante, entre otras cosas, la cantidad de luz que se recibe del exterior. Se entiende entonces que cuando la secreción de esta hormona es baja, se produce depresión.

La influencia de la luz es tan poderosa en los neurotransmisores cerebrales, que se recurre a ella en tratamientos para aliviar ciertos casos de obsesión, ansiedad, bulimia y, por supuesto, depresión. La técnica que la emplea se denomina luminoterapia, y consiste en aplicar luz blanca artificial a través de lámparas especiales con filtros ultravioleta o infrarrojos, de intensidad de 2500 lux (500 watts de potencia) al menos durante dos horas al día, un mínimo de dos semanas.

Otra explicación que dan los científicos contemporáneos al desánimo característico de la época invernal podría ser la secreción de melatonina, hormona que segrega la glándula epífisis (también ubicada en el cerebro) durante las noches y que se ha comprobado participa en la generación de sueño y baja temperatura corporal. De manera que si en invierno los periodos de luz solar se reducen, y los de oscuridad aumentan, habrá mayor cantidad de melatonina.

Además, se ha observado que cuando la melatonina aumenta, disminuyen los niveles de serotonina en el cerebro, por lo que se afecta el buen estado anímico. Dicen algunos expertos que bastarían dos semanas de insuficiencia de luz en individuos predispuestos para disminuir los niveles de serotonina y conducir a depresión.

Por cercanía al Ecuador Hasta ahora es claro que la disminución de luz es el desencadenante de depresión estacional, que año tras año afecta a millones de personas en el mundo, y la cual desaparece espontáneamente con la llegada de la primavera o con el cambio de hemisferio. Durante los meses cálidos no resulta raro que en países cercanos a los polos se presenten otro tipo de manifestaciones que se disparan hacia el lado opuesto, ya que hay muchos casos de personas que se vuelven hipomaníacos o maníacos, es decir, alegres y ansiosos en exceso.

Sería absurdo decir que quienes habitan en las regiones situadas cerca del Ecuador no serán presas de la depresión, pero sí es correcto señalar que las tasas de incidencia son menores. ¿Sabe usted, por ejemplo, que en Brasil -país eminentemente tropical- psicólogos y psiquiatras tienen mucho menos trabajo que en Argentina o España? Lo anterior se interpreta en que la gente es mucho más alegre, bullanguera, optimista y participativa, tal vez, por la estimulación natural de la serotonina por el Sol.

Los especialistas médicos en atención de la mente recomiendan aprovechar al máximo los días soleados, sin descuidar las precauciones que deriven en problemas de piel u ojos. Así, se indica:

Realizar paseos o caminatas. Si es posible, practique actividades físicas, como correr, durante la mañana. Instalar en trabajo u oficina los escritorios cerca de las ventanas. En los hogares, hay que usar lámparas de alta potencia. Evitar la oscuridad en ambientes pequeños. Por eso, no será raro que se vuelva más frecuente escuchar de una nueva disciplina científica, la fotobiología, que se encargará de estudiar la relación de los seres vivos y la luz. En tanto, prepárese a aprovechar de nuestra primavera y verano tropicales para hacer reservas de buen humor para los próximos otoño e invierno.

Poderosos Alimentos para los Ojos

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Enfermedades de la Vista
El Durazno
Poderoso Alimento
La Espinaca

La Zanahoria, el Durazno y la Espinaca son lo mejor para prevenir y Curar enfermedades de la Vista


El ojo humano es sin duda uno de los órganos creados por Dios, cuya precisión y complejidad nos hacen maravillarnos de la inteligencia del Todopoderoso.

Según los entendidos, todos los músculos del ojo se hallan en continuo movimiento para realizar tres funciones simultáneas necesarias para la visión: exploración del campo visual, apertura y cierre de la pupila, modificación de la curvatura del cristalino según la distancia del objeto, de forma que éste se vea nítido.

Se dice que los ojos son la ventana del alma, pero también sin duda lo son del cuerpo. Ciertamente es a través de la ciencia conocida como iridología, es decir el estudio del iris, que los especialistas como el padre Fausto Milla, pueden conocer los diversos problemas de la salud que enfrentan los seres humanos.

El ojo a través de su iris, puede revelar el estado de intoxicación del cuerpo, el grado de deterioro de sus órganos, así como los estados emocionales del espíritu.

Por todo esto, es de suma importancia cuidar este precioso sentido a través del cual podemos admirar las maravillas de un mundo que fue creado para disfrutarlo a plenitud.

Imagínese usted que en la actualidad sólo las redes informáticas más rápidas del mundo pueden alcanzar la enorme velocidad para transmitir información, como lo hace el ojo al cerebro. Dios es realmente el Primer Ingeniero Informático.

Enfermedades de la Vista

Entre las principales enfermedades que padece la vista están: la pérdida de la agudeza visual, cataratas, ceguera nocturna, conjuntivitis, degeneración muscular de la retina, glaucoma, degeneración de la retina, etc.

Conjuntivitis

La conjuntivitis puede ser debida a muchas causas, como la infección por diversos gérmenes o la irritación por humo. Una alimentación deficitaria en vitaminas A y B predispone a la sequedad de la conjuntiva y favorece o agrava la conjuntivitis y favorece o agrava la conjuntivitis.

Cataratas

Se debe a que el cristalino, el lente más importante del ojo, se pone opaco. El consumo abundante de vitamina A, C y E de acción antioxidante, como las hortalizas, frutas y semillas pueden prevenir la formación de cataratas en la vejez.

Glaucoma

Este problema, se debe a un aumento de la presión del líquido que hay dentro del nervio óptico con grandes alteraciones de la visión.

Perdida de la Agudeza Visual

Un déficit de antioxidantes debido a una alimentación pobre en frutas, hortalizas, frutos secos oleaginosos y semillas, pueden contribuir a la pérdida de la agudeza visual. La persona tiene una visión muy borrosa.

Degeneracion de la Retina

Es la más importante causa de ceguera después de los 65 años. La exposición prolongada a la luz intensa, los radicales libres, producidos por nuestro propio organismo, humo de cigarrillos, entre otros, favorecen esta deficiencia visual.

Ceguera Nocturna

Es el retraso o la falta de adaptación para poder ver en la oscuridad. Constituye uno de los primeros síntomas de falta de vitamina A.

El Durazno

El consumo de durazno mantiene la vista en buen estado y da a la mirada un brillo y total transparencia. Esto se debe a la cantidad de provitamina A, de esta fruta, y a la acción conjunta de las otras vitaminas y minerales que la acompañan.

Se recomienda el durazno o albaricoque en casos de sequedad conjuntival, picor o irritación crónica de la conjuntiva, pérdida de la agudeza visual debido a la atrofia de la retina y ceguera nocturna.

Poderoso Alimento

Existen en la naturaleza legada por Dios, muchos alimentos con propiedades especiales para tratar diversos padecimientos. No obstante, existen tres de ellos, que aportan un enorme beneficio a la vista.

Este chiste que muchos cuentan, acerca de quien ha visto un conejo con anteojos, para indicar el enorme beneficio de la zanahoria, alimento preferido por estos animales, es muy ilustrativo del poder preventivo de este vegetal.

Tres sustancias destacan en la composición de la zanahoria:


Carotenoides entre los que destaca el betacaroteno , que nuestro organismo transforma en vitamina A. Los carotenoides son indispensables para el buen funcionamiento de la retina, y especialmente para la visión nocturna o con poca luz. También favorece es estado de la piel y la mucosa.

La zanahoria es muy útil en las afecciones de la retina y de los ojos en general. n los trastornos de la piel; en la gastritis y exceso de acidez; En la colitis y como preventiva del cáncer.

Lo mejor es comerla cruda en ensalada, entera o rallada y aliñada con limón. Al someterla a cocción adquiere un sabor más dulce. Su riqueza en betacaroteno se mantiene después de cocida.

La Espinaca

Además de dar fuerza a las músculos protege la retina.

Seguramente Popeye, el famoso marino que entretiene a grandes y pequeños con sus aventuras, además de buenos y poderosos músculos, tiene también una excelente visión. Eso debido a la gran cantidad de espinacas que come.

La espinaca es posiblemente una de las verduras más nutritivas que existen, Es muy rica en luteína y zeaxantina, dos carotenoides que previenen la pérdida de agudeza visual debida a la degeneración de la mácula. Los adultos de la tercera edad sufren mucho de éste trastorno.

Muchos nutricionistas creen efectivamente que efectivamente la espinaca es el rey de los vegetales. Para nuestra civilización la espinaca es muy necesaria, ya que es el más alcalino de todos los alimentos ácido formadores.

El efecto protector de la espinaca sobre la retina es inclusive superior al de la zanahoria, de acuerdo a concluyentes estudios de varias universidades. Los científicos creen que este hecho es posible, gracias a la gran riqueza que tiene esta planta en luteína y zeaxantina. Estas sustancias son pigmentos o colorantes vegetales que ejercen una potente acción antioxidante que protege las células sensibles de la retina.

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