Radiación Terapéutica en Fisioterapia: Aplicación, Indicaciones y Precauciones

Terapia con Láser

Concepto

El término láser corresponde a las siglas inglesas de la expresión luz amplificada por emisión estimulada de radiación. Realmente representa el nombre de un dispositivo cuántico que sirve para generar ondas electromagnéticas de la gama óptica. Tiene un antecedente inmediato en el acrónimo máser (Microwave Amplification by Stimulated Emission of Radiation), con el que en 1950 Townes, Gordon y Zeiger designaron el primer oscilador en la gama milimétrica construido por ellos.

El láser proporciona una forma de emisión de radiación luminosa de características especiales. La radiación láser es monocromática (una sola longitud de onda), posee una gran direccionalidad (escasa divergencia) y puede concentrar un elevado número de fotones en fase en áreas muy pequeñas. Estas características han permitido una gran diversidad de aplicaciones en el campo de la tecnología actual y, en concreto, en la medicina.

También se considera una técnica terapéutica consistente en la aplicación de energía lumínica para obtener un efecto terapéutico. Láser de baja potencia, generalmente menos de 500 mW.

Técnicas de Aplicación

La aplicación de la terapia con láser es relativamente simple, pero se deben conocer ciertos principios de dosimetría para que el fisioterapeuta pueda determinar de forma segura la cantidad de energía láser liberada a los tejidos. Para la aplicación general solo varían la frecuencia de pulso y la duración del tratamiento. Para investigación, el fisioterapeuta debe medir con exactitud la densidad de energía emitida por el aplicador antes del tratamiento. La dosis es la variable más importante en la terapia con láser y puede ser difícil de determinar. La energía láser se emite desde un aplicador manual remoto.

Para administrar un tratamiento con láser, el extremo debe estar en ligero contacto con la piel y perpendicular al tejido diana mientras se aplica el láser durante el tiempo predeterminado. Habitualmente se divide la zona de tratamiento en una cuadrícula de cm², con cada cm² estimulado durante el tiempo especificado. Esta técnica de cuadrícula es la que más se utiliza y se debe emplear siempre que sea posible. No se deben dibujar líneas o puntos sobre la piel del paciente, ya que pueden absorber parte de la energía luminosa. Si se van a tratar zonas abiertas, se puede colocar una lámina estéril de plástico transparente sobre la herida para permitir el contacto con la superficie. Una alternativa es la técnica de barrido, en la cual no se produce contacto entre el extremo del láser y la piel. Con esta técnica se mantiene el extremo del aplicador a unos 5-10 mm de la herida. Como se produce divergencia del haz, aparece una disminución de la cantidad de energía conforme aumenta la distancia al objetivo. Es difícil cuantificar la cantidad de energía que se pierde de forma fiable si la distancia al objetivo es variable. Por eso no se recomienda utilizar esta técnica a distancias superiores a 1 cm.

Aunque el láser infrarrojo es invisible, se debe aplicar la misma consideración cuando se utiliza la técnica de barrido. Si el extremo del láser entra en contacto con una herida abierta, hay que limpiarlo adecuadamente con una pequeña cantidad de solución antiséptica para prevenir la contaminación cruzada.

Conviene diferenciar la técnica de barrido de la técnica oscilante, en la cual una zona cuadriculada es estimulada con el láser de forma oscilante durante el tiempo designado. Como en la técnica de barrido, es difícil calcular la dosis si no se puede mantener la distancia por debajo de 1 cm. La técnica oscilante no es recomendable por las irregularidades en la dosis.

Indicaciones

  • Tratamiento del dolor, de afecciones reumáticas, inflamaciones de los tejidos blandos, heridas abiertas (estimulación de los procesos de cicatrización), úlceras.

Precauciones

  • Seguridad y mantenimiento del equipo.
  • Informar al paciente de los riesgos.
  • Proteger los ojos y zonas sensibles.
  • Retirar objetos metálicos.
  • Heridas abiertas y tejidos infectados.
  • Zonas fotosensibles.

Contraindicaciones

Contraindicaciones generales:

  • Enfermos portadores de marcapasos.
  • Embarazadas.
  • Enfermedades víricas.
  • Hipotensión, por la producción de una lipotimia.
  • Hemorragia o heridas hemorrágicas, por la posibilidad de agravamiento de la hemorragia. Advertencia en períodos de menstruación en aplicaciones abdominales.
  • Presencia de placas o implantes metálicos (precaución).

Absolutas:

  • Irradiación directa o diferida del láser sobre la retina, por producir casi siempre lesiones irreversibles en la misma.
  • Aplicación del láser que posibilite la llegada del haz hasta los folículos tiroideos y las paratiroides.
  • Largo tiempo de exposición en las mastopatías.
  • Irradiación del vértex craneal en epilépticos y regiones proximales.
  • Alta frecuencia sobre mucosas y regiones ricas en melanina (lunares) por el incremento de la absorción de la radiación sobre la zona.

Relativas:

  • En ciertas arritmias cardíacas y cardiopatías con síntomas de descompensación.
  • En pacientes con marcapasos implantados no se deberá irradiar la zona.
  • En neoplasias que por su ubicación permitan alcanzar el haz de láser a las células neoplásicas, pudiendo modificar su conducta mitótica.
  • En infecciones agudas focalizadas y superficiales por el efecto térmico y bioquímico que el láser conlleva.
  • Sobre el abdomen de la mujer embarazada por la posibilidad de irradiar y variar el comportamiento del desarrollo de algunas funciones fetales.
  • Tras la ingesta de algunos fármacos con acción fotosensibilizante.

Radiación Infrarroja

Concepto

La radiación infrarroja es una radiación electromagnética cuya longitud de onda comprende desde los 760-780 nm, limitando con el color rojo en la zona visible del espectro, hasta los 10.000 o 15.000 nm, limitando con las microondas. Su descubrimiento se debe a William Herschel, quien en 1800 detectó en el espectro de la radiación solar un aumento importante de temperatura en la zona situada más allá del rojo, de la que no provenía ninguna luz visible. Posteriormente, Kirchhoff, Wien y Stephan estudiaron de forma experimental sus leyes y propiedades.

Desde el punto de vista terapéutico, es una forma de calor radiante que puede transmitirse sin necesidad de contacto con la piel. Produce un calor seco y superficial, entre 2 y 10 mm de profundidad.

Indicaciones

  • Procesos artrósicos en articulaciones no profundas.
  • Contracturas musculares.
  • Dolores de origen bioquímico.
  • Úlceras por decúbito.
  • Déficit circulatorios superficiales.
  • Déficit metabólicos locales y superficiales.
  • Tendinitis, tenosinovitis, capsulitis y esguinces en procesos subagudos y crónicos, aunque cursen con moderado edema.
  • Eritema persistente.
  • Alteraciones dermatológicas debidas a déficit circulatorio.
  • En procesos donde no pueda aplicarse la termoterapia profunda.
  • En derrames articulares persistentes y densos.
  • Previa valoración, puede estar indicada en abscesos purulentos próximos a evacuar a través de la piel.

Precauciones

  • Eliminar de la piel pomadas y otras sustancias extendidas en ella.
  • Que el paciente no mire directamente a la lámpara.
  • Controlar que la temperatura general no aumente.
  • Precaución al aplicarlos sobre zonas en las que se localicen osteosíntesis a unos mm de profundidad.
  • Varices en estadio inicial.
  • Heridas en proceso de cicatrización que puedan sangrar o evacuar otros exudados.
  • En pacientes sometidos a medicación anticoagulante y existan úlceras o heridas en proceso de cicatrización.
  • Hemofilia.
  • En pacientes con insuficiencia cardiorrespiratoria.
  • En procesos que cursen con edema importante.
  • En denervaciones o parálisis parciales por su baja respuesta neurovegetativa.
  • Ciertas alteraciones de la piel que deben someterse a la consideración del dermatólogo.
  • Ante viejos procesos tuberculosos.
  • Precaución cuando las osteosíntesis se hallen cercanas a la piel.

Contraindicaciones

  • En heridas sangrantes o purulentas, inflamaciones agudas, pacientes con fiebre, parálisis periféricas totales y severas, cicatrices queloideas, derrames intraarticulares e intratisulares recientes, edemas importantes, tromboflebitis, varices dilatadas, procesos cancerígenos, procesos infecciosos que puedan evacuar hacia cavidades o intratisular, procesos tuberculosos activos y otras infecciones en tejidos profundos que puedan sufrir reactivación.

Radiación Ultravioleta

Concepto

La radiación ultravioleta pertenece a la franja del espectro electromagnético con longitudes de onda entre 400 y 100 nm aproximadamente. Se extiende desde la parte violeta del espectro visible hasta la zona de rayos X blandos, aunque ambos límites son arbitrarios. El límite con la radiación visible depende de la sensibilidad del ojo humano y viene determinado por la absorción de la radiación UV por los diferentes medios transparentes que ha de atravesar para alcanzar la retina, en especial por el cristalino.

La diferencia con los rayos X reside en el mecanismo de emisión: la radiación UV se origina a partir de transiciones electrónicas de las capas exteriores de los átomos; en cambio, en los rayos X, las transiciones corresponden a electrones de las capas interiores.

Se detecta fácilmente, debido a que posee gran actividad fotoeléctrica y fotoquímica. Sin embargo, la materia la absorbe con gran facilidad, lo que plantea problemas de transmisión en diferentes medios.

Indicaciones

La mayor parte de las indicaciones de la radiación UV corresponden al ámbito de la dermatología, como ciertas micosis, el prurito urémico o el vitíligo, aunque tal vez el uso más difundido sea el tratamiento de la psoriasis. Se ha empleado su eficacia en ciertas formas de acné, aunque actualmente su eficacia es debatida. Otra indicación controvertida es el empleo de fuentes artificiales para el bronceado, sobre todo en manos inexpertas, con escasa o nula formación respecto a los riesgos que representa el empleo de UV.

Precauciones

Desde el punto de vista de la exposición crónica, solar o con fuentes artificiales, no es fácil definir una dosis umbral. Hay dos mecanismos de protección frente a la radiación UV: la melanogénesis y el engrosamiento de la piel. Los efectos de la exposición crónica son, principalmente, el envejecimiento de la piel y el incremento del riesgo de determinados cánceres de piel.

Deben protegerse los ojos del paciente con compresas húmedas y los del terapeuta con gafas protectoras adecuadas.

En la exposición en ambientes naturales, hay que tener en cuenta que la situación más altamente reflectante para la radiación UV se da en la nieve y después en la arena (empleo de gafas y cremas protectoras).

En los tratamientos con fuentes artificiales, debe vigilarse que no haya excesiva diferencia de distancia a la piel. Una precaución también importante es cubrir las zonas que no van a tratarse. Los tiempos de exposición deben controlarse minuciosamente y las respuestas eritematosas deben graduarse con atención.

Mantener especial precaución con las zonas de piel atrófica, cicatrices e injertos, que responden mucho peor al eritema y su posible resolución, y con las pieles que raramente se exponen al sol.

Contraindicaciones

  • Albinismo, piel atrófica y cicatrices, empleo de fotosensibilizantes, antecedente de fotosensibilidad, erupciones por herpes simple, carcinoma de piel, sarcoidosis, lupus eritematoso sistémico y xeroderma pigmentoso.

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