El proceso inmunitario

GRANULOCITOS: NEUTRÓFILOS

Son células con alta capacidad fagocítica que pueden salir de los vasos sanguíneos con rapidez y dirigirse al lugar afectado por estímulos quimiotácticos.

Intervienen en las primeras fases de la inflamación, gracias a los receptores que poseen en su membrana que les permiten detectar los elementos patógenos de los lugares afectados y fagocitarlos. Se mantienen activos durante unas pocas horas en el lugar de la lesión y luego se destruyen expulsando un líquido denominado pus, compuesto por leucocitos vivos y muertos, células muertas, restos tisulares…

GRANULOCITOS: EOSINÓFILOS

Son células con poca capacidad fagocítica y actividad antiparasitaria por la presencia de enzimas que dañan los parásitos. Poseen mediadores químicos que intensifican la reacción inflamatoria.

Son abundantes en los aparatos respiratorio e intestinal y poseen un papel muy importante en las inflamaciones crónicas y en las reacciones alérgicas.

GRANULOCITOS: BASÓFILOS

Son células con abundante presencia de histamina y capacidad para abandonar con rapidez los vasos sanguíneos y concentrarse en la zona inflamada.

Participan en las reacciones alérgicas y en las respuestas frente a parásitos, por lo que poseen funciones semejantes a los eosinófilos.

MONOCITOS

Son las células más grandes de la sangre con gran actividad quimiotáctica y capacidad fagocítica. Permanecen varios días en el torrente sanguíneo para luego pasar a los tejidos y órganos en forma de macrófagos.

Son los encargados de presentar los antígenos a los linfocitos T y activarlos para que actúen y tenga lugar la respuesta inmunitaria celular. Además, estimulan la proliferación de vasos sanguíneos (angiogénesis) que facilita la reparación de los tejidos dañados por el proceso inflamatorio.

MASTOCITOS

Son las células originadas en la médula ósea roja que no forman parte de los componentes de la sangre. Se localizan en los tejidos conjuntivos, alrededor de los vasos sanguíneos y en las mucosas respiratoria y digestiva.

Presentan actividad quimiotáctica y un abundante contenido de histamina y heparina.

Participan en las reacciones alérgicas y en las respuestas frente a parásitos.

CÉLULAS DENDRÍTICAS O PRESENTADORAS DE ANTÍGENOS (CPA)


Son las células con alta capacidad fagocítica encargadas de reconocer y presentar antígenos a los linfocitos T y poner en marcha la respuesta inmunológica.

Se encuentran en la piel y las mucosas constituyendo las células de Langerhans.


LINFOCITOS T

Células que completan su maduración en el timo e intervienen en la respuesta inmunológica celular. 

Pasan de la sangre a los tejidos y, sin en ellos encuentran un antígeno, a través de sus receptores específicos de la membrana, actúan contra él.

Linfocitos T citotóxicos:
tipo de linfocito
T que libera citotoxinas encargadas de destruir las células tumorales o infectadas por virus o bacterias.

Linfocitos T cooperantes, células Th o T4: tipo de linfocito T más abundante encargado de poner en marcha la respuesta inmunológica frente a un antígeno. En el proceso, segregan citosinas que activan otras células defensivas.

Linfocitos T reguladores o supresores: tipo de linfocito T encargado de anular la respuesta inmunológica actuando sobre la actividad de otras células inmunes, como los linfocitos T citotóxicos y cooperantes.

LINFOCITOS B

Células que completan su maduración en la médula ósea roja e intervienen en la respuesta inmunológica humoral.

Cuando un antígeno entra en contacto con los linfocitos B inactivos, estos se activan y entran en división mitótica dando lugar a:

Linfocitos B de memoria: se mantienen inactivos hasta que entran en contacto con el antígeno responsable de su formación. En este caso se transforman en células.

Células plasmáticas: encargadas de producir y segregar anticuerpos específicos contra el antígeno detectado.

LINFOCITOS NK

Células que participan en la defensa antineoplásica e intervienen en la inmunidad frente a células infectadas por virus y células neoplásicas.

No necesitan ser activados por antígenos, debido a la presencia de receptores específicos encargados de identificar los componentes de las células normales. En caso de no detectarlos, atacarán y eliminarán dicha célula, ya sea ajena o del propio organismo.

EL SISTEMA DEL COMPLEMENTO

Conjunto de 21 proteínas producidas en el hígado y localizadas en los tejidos, en la linfa y en el plasma. Suelen estar inactivas hasta que detectan la presencia de un enzima precursor que pone en marcha una serie de reacciones químicas en cadena que producen la activación de todo el conjunto de proteínas.

Opsonización: sus componentes recubren la superficie del agente patógeno para facilitar su detección y destrucción.

Lisis: el conjunto de proteínas (molécula compleja) tiene la capacidad de dañar la membrana del agente infeccioso o de la célula sobre la que actúan, causando su muerte.

Quimiotaxis: poseen la capacidad de atraer, al lugar donde se encuentran, las células activas del sistema inmunológico.

Amplifican la respuesta inmunológica humoral.

Inician el proceso inflamatorio, atrayendo al lugar dañado células inflamatorias, como los mastocitos y basófilos.


ANTÍGENOS

Los antígenos son todas aquellas sustancias que el organismo reconoce como no propias. La inmunogenicidad es la capacidad que tiene un antígeno de poner en marcha la inmunidad adquirida, específica o adaptativa. Los antígenos pueden ser:

Heteroantígenos o xenoantígeno: procedentes de moléculas de individuos de diferentes especies, como microorganismos.

Isoantígenos o aloantígenos: procedentes de moléculas de individuos de la misma especie, como el sistema AB0 sanguíneo.

Autoantígeno: moléculas del propio individuo encargadas de producir autoinmunidad.

Haptenos: moléculas orgánicas no proteicas utilizadas, de forma artificial, para aumentar la inmunogenicidad de los antígenos.

ANTICUERPOS

Los anticuerpos son proteínas, del grupo de las globulinas, producidas por las células plasmáticas de los linfocitos B, en respuesta a un antígeno.

En función del lugar en donde se localiza, puede ser:

Anticuerpos de superficie, adheridos a la membrana plasmática de los linfocitos B.

Anticuerpos libres, que circulan por la sangre.

TIPOS DE INMUNOGLOBULINAS

Ig A: inmunoglobulina presente en las mucosas del aparato digestivo y respiratorio y en algunas secreciones del cuerpo (saliva, lágrimas…). Su finalidad es frenar el desarrollo de los gérmenes que pudieran infectar los lugares en los que se encuentra la Ig A.

Ig D: inmunoglobulina presente en la superficie de los linfocitos B que no han entrado en contacto con un antígeno. Su finalidad es actuar como receptores en los que se fijen los antígenos para poder ser analizados por los linfocitos.

Ig E: inmunoglobulina presente en la piel. Su finalidad es intervenir en los procesos alérgicos y parasitarios, mediante la uníón de la inmunoglobulina con el alérgeno, formando un inmunocomplejo fijado en la superficie de los mastocitos, provocando que estas células liberen mediadores químicos.

Ig G: inmunoglobulina más abundante del cuerpo humana capaz de atravesar la placenta y proteger al recién nacido hasta que madure su S.I. Además, interviene en la incompatibilidad Rh materno-fetal, a través del reconocimiento de los hematíes fetales como extraños para la madre y actuando sobre ellos hasta destruirlos. Un aumento de este tipo de inmunoglobulina indica infección crónica o de larga duración.

Ig M: inmunoglobulina presente en la sangre y en la superficie de los linfocitos B. Su finalidad es la activación del complemento, los macrófagos y la intervención en el control de las bacteriemias (presencia de bacterias en sangre). Son los primeros anticuerpos que se elaboran ante la presencia de un elemento extraño en el organismo.


CITOCINAS

Las citocinas son proteínas elaboradas por distintas células (linfocitos T, B, NK…) cuya función es el control y desarrollo de las actividades de las células inmunitarias. 

Participar en las respuestas inmunitarias.

Intervenir en el desarrollo y modulación de la inflamación.

Posee actividad defensiva frente a las infecciones víricas.

Estimula la hematopoyesis en la médula ósea roja con el objetivo de formar los precursores de células sanguíneas inmunocompetentes, para sustituir a las que desaparecen durante las respuestas inmunitarias.

INTERFERÓN

El interferón es un tipo especial de citocina cuyo objetivo es reducir el número de células infectadas por virus.

Cuando el virus infecta una célula, esta produce interferón y lo libera al líquido extracelular. Este se fija en receptores específicos de las células próximas a la célula infectada.

Las células recubiertas por interferón están más protegidas debido:

El interferón impide la síntesis de proteínas víricas dificultando la reproducción del virus.

Activa las células NK y estimula la actividad fagocítica de las células que participan en la respuesta inmunitaria.

LISOZIMA

Una lisozima es un enzima soluble presente en las secreciones mucosas. Posee actividad bactericida, es decir, mata e impide el desarrollo de las bacterias.

ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNE

En ellos tiene lugar la linfopoyesis, producción de las células del sistema inmune. Se pueden distinguir entre:

ÓRGANOS LINFOIDES PRIMARIOS

Todas las células de la sangre se forman a partir de las células madre hematopoyéticas, situadas en los órganos linfoides primarios. A partir de estas células se forman los linfocitos, los cuales proliferan, se seleccionan los autotolerantes (no actúen contra las células propias del organismo) y maduran, adquiriendo los receptores específicos para los antígenos.

MÉDULA ÓSEA ROJA

Se localiza en las epífisis de los huesos largos y en el tejido óseo esponjoso, presentes en los cuerpos de las vértebras, en las costillas, en el esternón y en el hueso coxal.

En la médula ósea roja se produce la hematopoyesis (formación de glóbulos rojos) y la maduración de los linfocitos B.

Con el paso de los años, la médula ósea roja va siendo sustituida por la médula ósea amarilla. Cuando se produce un descenso del aporte sanguíneo, la médula ósea amarilla puede transformarse en médula ósea roja para proporcionar el aporte sanguíneo necesario.

TIMO

Órgano linfoide localizado en el mediastino cuyo objetivo es la selección y maduración de los linfocitos T, de tal manera que solo pasan al torrente sanguíneo los autotolerantes, es decir, los que no actúan contra las células propias del organismo.

Este órgano adquiere la máxima actividad en la pubertad, para luego ir disminuyendo de tamaño con el paso de los años, pero manteniendo siempre una pequeña actividad.


LINFA

En el espacio intercelular de los tejidos existe un líquido denominado líquido intersticial o extracelular que abandona el torrente sanguíneo atravesando la pared de los vasos capilares sanguíneos. Este líquido intersticial puede regresar a la circulación sanguínea, atravesando los capilares sanguíneos de nuevo, o entrar en los vasos linfáticos, a través de los capilares linfáticos, constituyendo la linfa. La linfa va pasando a vasos linfáticos de tamaño cada vez mayor hasta llegar a dos zonas:

El vaso linfático más grande del cuerpo, el conducto torácico, que desemboca en la vena subclavia izquierda.

El conducto linfático derecho, que desemboca en la vena subclavia derecha y la vena yugular interna derecha.

La linfa avanza por los vasos linfáticos impulsada por la presión que ejercen los músculos del cuerpo humano cuando se contraen. Este avance se realiza en un solo sentido, siempre en dirección a las venas subclavias del cuerpo humano, gracias a la presencia de una serie de válvulas adheridas a las paredes de los vasos linfáticos.

Durante su recorrido, la linfa va pasando por unas estructuras denominadas nódulos o ganglios linfáticos, cuya infección se denomina adenopatía.

Los antígenos que pudieran haber llegado al líquido intersticial pasan a la linfa y son filtrados en los ganglios linfáticos para ser procesados por el sistema inmune.

Los antígenos que consiguieran circular por los vasos linfáticos sin ser filtrados por los ganglios linfáticos alcanzarán la circulación sanguínea y podrán ser filtrados en el bazo, al que llegarán a través de la arteria esplénica.

ÓRGANOS LINFOIDES SECUDNARIOS

Lugares en los que los linfocitos entran en contacto con los antígenos o las células presentadoras de antígenos, produciendo su activación y distribuyéndolas por todo el cuerpo humano para elaborar la respuesta inmunitaria.

NÓDULOS O GANGLIOS LINFÁTICOS

Órganos situados a lo largo de los vasos linfáticos y distribuidos por todo el cuerpo, aunque existen zonas que presentan una mayor acumulación de éstos, como las axilas, la ingle…

Su función es filtrar la linfa que va a pasar a la circulación sanguínea y retener los antígenos y partículas extrañas o cancerosas presentes en ella. También es el lugar donde se presentan a los linfocitos T y B para producir la activación de éstos.

BAZO

Órgano linfoide de mayor tamaño localizado intraabdominalmente, en posición infradiagmática y cefálica al riñón izquierdo.

Filtra la sangre y destruye las células sanguíneas viejas o defectuosas. Las células sanguíneas viejas son aquellas que se destruyen tras 120 días. Si se realiza una esplenectomía (extirpación del bazo), esta función la realizan el hígado y los músculos.

Elimina los antígenos circulantes.

Hematopoyesis: en el bazo se forman las células de la sangre, pero solo antes del nacimiento, después de nacer esta función pasa a desarrollarla otros órganos.

El bazo está envuelto por una cápsula fibrosa de donde nacen unas láminas de tejido conectivo denominadas trabéculas, que dividen el interior del bazo en lóbulos, en los cuales se disponen las células de su parénquima.


TEJIDO LINFOIDE ASOCIADO A MUCOSAS

El tejido linfoide asociado a mucosas no tiene cápsula que lo individualice, ya que está sembrado por zonas del organismo. Las células que lo integran se pueden encontrar:

Formando grupos de células aislados que revisten el interior de conductos del cuerpo humano, como el tejido linfoide asociado al tubo digestivo, el tejido linfoide asociado a la nariz, el tejido linfoide asociado a los bronquios…

Formando tejido linfoide difuso, donde sus células se dispone formando FOLículos linfáticos en los que se acumulan células inmunocompetentes. Suelen formar estructuras complejas asociadas al tubo digestivo, como las amígdalas, el apéndice o las placas de Peyer del intestino.

INMUNIDAD NATURAL, INESPECÍFICA O INNATA

Es el primer mecanismo de defensa que el organismo pone en marcha frente un agente nocivo. Está caracterizado por:

Este tipo de inmunidad viene determinada por la herencia genética.

No requiere reconocimiento del antígeno.

Su respuesta es inmediata.

No se modifica con la exposición repetida ante el agente, es decir, si se vuelve a poner en contacto con el mismo agente, va a reaccionar de la misma manera.

No tiene memoria inmunológica.

BARRERAS PRIMARIAS O MECÁNICAS

La epidermis es la capa más externa de la piel y se considera una barrera física que dificulta la entrada de microrganismos por:

El grosor de la piel impide la entrada de microorganismos.

Los procesos de queratinización y descamación de sus capas celulares más externas favorecen la eliminación de los microorganismos adheridos a ellas.

La presencia de glándulas sudoríparas y sebáceas, gracias a la proyección de pH ácido, favorece la eliminación de muchas bacterias.

La existencia de flora bacteriana en la piel impide el asentamiento y desarrollo de microbios que se asientan en ella.

La presencia de vello contribuye a dificultar la colonización por microorganismos.

Los microorganismos pueden atravesar la epidermis a través de las lesiones como heridas.

Las mucosas se consideran una barrera mecánica gracias al espesor que tienen en algunos puntos.

Las secreciones mucosas tapizan las cavidades del cuerpo conectadas con el exterior (nariz, fosas nasales, vías respiratorias…). 

BARRERAS SECUNDARIAS O CELULARES

La barrera secundaria o celular es un mecanismo que se pone en marcha cuando los microbios logran atravesar la barrera primaria o mecánica.

Está constituida por una serie de células sanguíneas que eliminan los gérmenes mediante fagocitosis, desencadenando la respuesta inflamatoria:

Monocitos: después de permanecer varios días en el torrente sanguíneo, estas células migran a diferentes tejidos u órganos y se transforman en macrófagos.

Neutrófilos: las sustancias químicas que liberan los tejidos infectados por microbios atraen quimiotácticamente a los neutrófilos que salen de los vasos sanguíneos, por diapédesis, atravesando sus paredes.

Células cebadas (mastocitos).

Eosinófilos y basófilos.

Linfocitos NK, intervienen en la respuesta inmunitaria innata e inespecífica.


RESPUESTA INFLAMATORIA

La respuesta inflamatoria se pone en marcha cuando las noxas (estructura u organismo que desencadena la respuesta inflamatoria) superan las barreras primaria y secundaria.

La respuesta inflamatoria se produce ante agresiones físicas, químicas, biológicas o mecánicas contra las células y tejidos del organismo, con la finalidad de eliminar el agente causal y las células y tejidos que resultaron dañados por la agresión.

La inflamación es una respuesta inespecífica porque no se distingue el tipo de agente causal.

Los mediadores químicos de la inflamación son un conjunto de moléculas liberadas por las células del organismo atacado, o que están presentes en el plasma sanguíneo de este organismo, e intervienen de diversas formas en los procesos inflamatorios. Se clasifican en de la siguiente manera:

PROCESOS INFLAMATORIOS AGUDOS

Proceso que comienza de forma rápida, dura poco tiempo y produce dos tipos de modificaciones:

MODIFICACIONES VASCULARES:

EL proceso comienza con la vasodilatación de las arteriolas de la zona que conlleva a un aumento de los vasos sanguíneos y, por tanto, un incremento del flujo sanguíneo, así como la congestión de los vasos sanguíneos de la zona, debido a la gran cantidad de sangre que circula, esta va a ir más lenta.

El proceso es el siguiente:

La presión intravascular aumenta y el líquido empieza a salir de los vasos sanguíneos y pasa a los tejidos. Este líquido es pobre en proteínas con una densidad menor a 1012 (trasudado). El flujo sanguíneo se hace más lento, porque al faltar líquido, las células están más concentradas.

La presión intravascular sigue aumentando y el líquido que sale ahora de los vasos sanguíneos es rico en proteínas con una densidad mayor a 1020 (exudado).

Todo el líquido saliente se acumula en el espacio extravascular formando un edema, que explica el aumento de volumen de la zona.

A medida que el edema aumenta, las venas no son capaces de recoger ciertos líquidos por su elevada carga de proteínas, por lo que se encargan los vasos linfáticos de retirar de la zona inflamada el exceso de líquido, leucocitos y restos celulares (pus).

Si la causa de la inflamación es una infección, el líquido va acompañado de bacterias, que pueden entrar en los vasos linfáticos y producir linfangitis, e incluso llegar a penetrar en los ganglios linfáticos de la zona, produciendo una adenitis.

MODIFICACIONES CELULARES:

La vasodilatación de los vasos sanguíneos facilita la salida de los leucocitos, los cuales pasan al tejido dañado para actuar de la siguiente manera: concentrándose en la zona donde estén los agentes nocivos, gracias a la actividad quimiotáctica mediada por citocinas y el sistema del complemento, se activan, eliminan el tejido dañado y producen mediadores químicos de la inflamación, que mantienen el proceso inflamatorio de la zona.

El enlentecimiento de la corriente sanguínea facilita que los leucocitos queden marginados en el endotelio de los vasos sanguíneos. A continuación, los leucocitos ruedan sobre él fijándose de manera transitoria. Una vez pasan al tejido, gracias a la actividad quimiotáctica mediada por citocinas y el sistema del complemento, los leucocitos intervienen en la batalla contra el agente agresor. Fagocitan y destruyen al agente agresor dando como resultado pus.

MARGINACIÓN → RODAMIENTO O ACTIVACIÓN → ADHESIÓN → TRANSMIGRACIÓN


TIPOS DE INFLAMACIÓN AGUDA:


Los diferentes tipos de inflamación aguda dependen de:

La causa de la inflamación.

La zona del cuerpo en la que ocurre.

La intensidad de la respuesta inflamatoria.

De ahí derivan varios tipos de inflamación aguda:

Inflamación serosa (suero), donde el líquido formado es pobre en proteínas (trasudado):

Inflamación fibrinosa (fibrina), donde el líquido formado es rico en proteínas, sobre todo en fibrina (exudado):

Inflamación purulenta o supurativa. En este caso, se produce una acumulación de pus en la zona inflamada. Si este pus está envuelto por una cápsula de tejido fibroso se denomina absceso.

Inflamación ulcerativa. En este caso se pierden las capas superficiales de la piel o de la cubierta de un órgano, debido a la necrosis y desprendimiento de las células de dicha cubierta.

PROCESOS INFLAMATORIOS CRÓNICOS

Ocurre cuando el proceso inflamatorio sigue en evolución, dado que el organismo no es capaz de resolverlo.

Este tipo de procesos se caracterizan por:

El tejido dañado es invadido por células mononucleadas (linfocitos, macrófagos y células plasmáticas, las cuales forman las inmunoglobulinas).

Se producen la destrucción del tejido dañado.

El organismo repara el daño mediante la formación y proliferación de vasos sanguíneos (angiogénesis).

La alteración más carácterística de este proceso inflamatorio es el granuloma, acumulación de macrófagos que fagocitan la sustancia extraña existente en la zona central del foco inflamatorio que el organismo no es capaz de eliminar.

TERMINACIÓN DE LOS PROCESOS INFLAMATORIOS

Regeneración. El tejido dañado es sustituido por otro idéntico, tanto anatómica como funcionalmente.

Fibrosis o cicatrización. Cuando no es posible regenerar el tejido dañado, se pone en marcha un proceso reparativo, donde se sustituye el tejido dañado por un tejido conjuntivo cicatrizal en el que la funcionalidad se verá afectada, dependiendo del grado de destrucción producido en el tejido original.

La capacidad reparativa de los tejidos está relacionada con la capacidad de dichas células de dividirse y reproducirse. Según este criterio, existen tres tipos de tejidos:

Tejidos con alto índice mitótico, donde sus células están en un continuo proceso de sustitución por otras nuevas (células lábiles). Ejemplo: células de la epidermis

Tejidos quiescentes, donde sus células en condiciones normales presentan baja actividad mitótica, pero si ocurre una lesión tisular, incrementan esta capacidad para reconstruir el área lesionada. Ejemplo: células del parénquima hepático.

Tejidos permanentes, donde sus células carecen de actividad mitótica. En este caso, el tejido dañado será sustituido por tejido conjuntivo, a través de la formación de cicatrices. Ejemplo: tejido nervioso.


INMUNIDAD ADQUIRIDA, ESPECÍFICA O ADAPTATIVA

Es el mecanismo que desarrolla el organismo para defenderse frente a los agentes externos extraños que consiguen superar las defensas inespecíficas. Está caracterizado por:

Ser específica. Este tipo de inmunidad es capaz de distinguir entre diversos patógenos y reconocerlos específicamente.

Posee memoria, es decir, la exposición repetida al antígeno hace que la nueva respuesta sea más rápida, de mayor intensidad y más específica. Por lo tanto, esta inmunidad se hace más eficaz cuanto más entre en contacto con el mismo agente invasor.

Discrimina entre los que es propio del organismo y lo que es ajeno o extraño.

Este tipo de inmunidad puede ser de dos tipos:

INMUNIDAD CELULAR

Variedad de respuesta inmunológica en la que intervienen los linfocitos T, los cuales precisan identificar el antígeno en la superficie de la célula afectada.

Para que el antígeno sea identificado por el linfocito T, es necesario que se combine con un marcador proteico denominado complejo mayor de histocompatibilidad. Para que los linfocitos T vírgenes y el CMH reconozcan al antígeno deben entrar en contacto con una célula dendrítica, denominada CPA (célula presentadora de antígenos).

INMUNIDAD HUMORAL

Variedad de respuesta inmunológica en la que intervienen los linfocitos B, los cuales producen células plasmáticas y estas, a su vez, producen anticuerpos o inmunoglobulinas que actúan contra diversos antígenos.

Los anticuerpos o inmunoglobulinas:

Se localizan en varias secreciones corporales, en la sangre y en la linfa.

Pueden permanecer activas en el organismo durante un tiempo.

Reconocer específicamente al antígeno que puso en marcha su producción.

Cuando se unen al antígeno se forman los inmunocomplejos, en los que el antígeno puede ser destruido o etiquetado para ser detectado por otros elementos del sistema inmune, como los linfocitos T, leucocitos… que serán los encargados de su destrucción.

Este tipo de respuesta inmunológica tiene capacidad para producir anticuerpos o inmunoglobulinas con memoria frente a los diferentes antígenos.

Dentro de la inmunidad humoral se distingue dos tipos de respuesta inmunológica:

La respuesta primaria, que se produce después del primer contacto con un antígeno. En la sangre de la persona afectada comienzan a aparecer anticuerpos (inmunoglobulinas G y M) que van aumentando progresivamente hasta llegar a una fase de estacionamiento, para, a partir de ahí, disminuir.

La respuesta secundaria, que se produce ante una segunda exposición del organismo al mismo anticuerpo.
En este caso, la respuesta defensiva es mucho más rápida, ya que las inmunoglobulinas que se forman (inmunoglobulinas G) alcanzan una concentración en sangre más rápida y duradera.


MECANISMOS DE ACCIÓN DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO

REACCIÓN ANTÍGENO – ANTICUERPO

Se establece a través de la formación de encales entre las moléculas del anticuerpo y los antígenos para los que son específicos.

Un tipo especial de reacción antígeno – anticuerpo es la reacción de opsonización, donde los anticuerpos se fijan en la superficie de las células antigénicas facilitando su fagocitosis a través de los macrófagos.

PRESENTACIÓN DE ANTÍGENOS

Los antígenos se presentan a las células leucocitarias a través del complejo mayor de histocompatibilidad, conjunto de genes responsables de que los linfocitos detecten elementos extraños.

Estas moléculas son las responsables de inducir la respuesta inmunitaria específica a través de la presentación del antígeno a los linfocitos T.

Es importante destacar que durante el rodamiento de los linfocitos T por los vasos sanguíneos, linfáticos… estos han adquirido el denominado fenómeno de tolerancia, capacidad para no atacar a los CMH propios del organismo y, como consecuencia, evitar problemas de autoinmunidad.

Gracias al CMH se producen los rechazos en los trasplantes de órganos, por la presencia de antígenos extraños en el organismo receptor, induciendo una respuesta inmunológica defensiva que puede presentarse en diferentes tipos de rechazo:

Rechazo hiperagudo: el receptor ha estado en contacto con algún antígeno extraño reconocido por el CMH de forma inmediata.

Rechazo agudo: el rechazo del órgano se produce de forma progresiva al formarse defensas contra los antígenos CMH del donante.

Rechazo crónico: el rechazo del órgano aparece varios meses después del trasplante.

ALTERACIONES DEL SISTEMA INMUNITARIO

Las alteraciones del sistema inmunitario se pueden clasificar en:

Alteraciones por defecto en el funcionamiento, como las inmunodeficiencias.

Alteraciones por exceso de funcionamiento, como las enfermedades autoinmunes o hipersensibilidades.

INMUNODEFICIENCIAS

Las inmunodeficiencias son alteraciones que afectan a diversos factores del sistema inmunitario y provocan que el individuo sea más susceptible a cualquier noxa del entorno.

Se pueden clasificar en dos tipos:

Inmunodeficiencias primarias, causadas por defectos genéticos que impiden el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. 

Inmunodeficiencias secundarias, causadas por la acción de diversos factores que impiden el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, como son las infecciones víricas (VIH), administración de fármacos inmunosupresores, malnutrición…


ENFERMEDADES AUTOINMUNES

Las enfermedades autoinmunes son patologías en las que la respuesta inmunitaria de un organismo actúa contra las propias estructuras del organismo, causando daños tisulares, con un deterioro progresivo del mismo y la pérdida de la función que realizaban.

En función de las zonas del cuerpo atacadas se clasifican en:

Enfermedades autoinmunes específicas de un órgano, como la diabetes tipo I o la enfermedad de Hashimoto.

Enfermedades autoinmunes sistémicas, que afectan a diferentes órganos y sistemas, como el lupus o el síndrome de Sjögren.

ENFERMEDADES POR HIPERSENSIBILIDAD

Las enfermedades por hipersensibilidad son respuestas de intensidad desproporcionada frente a los antígenos (en este caso, se denominan alérgenos) que causan daños tisulares a personas previamente sensibilizadas.

HIPERSESIBILIDAD TIPO I, INMEDIATA, ALERGIA O ATOPIA

Se produce en cuestión de minutos al interaccionar el individuo con un antígeno contra el que ya estaba sensibilizado previamente, 

Esta sensibilización previa se manifiesta por la presencia de inmunoglobulina E en la membrana de las células cebadas (eosinófilos y basófilos). Cuando el anticuerpo contra el que estaba sensibilizada la persona entra en el organismo y se fija sobre las inmunoglobulinas E de la superficie de sus células cebadas, estas liberan una serie de mediadores químicos causantes de la inflamación, que producen una serie de síntomas en los pacientes.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO II O CITOTÓXICA

La sensibilización previa se manifiesta por la presencia de inmunoglobulinas G y M en la membrana de las células cebadas, que inducen la fagocitosis y eliminan las células extrañas con antígenos anómalos.

Este tipo de hipersensibilidad aparece en cuadros como la enfermedad de Graves (hipertiroidismo) o la eritroblastosis fetal. En este último caso, se inyecta una serie de anticuerpos anti-Rh, denominados gammaglobulina anti-Rh, después de cada parto o aborto, con el fin de inactivar los antígenos Rh fetales antes de que el sistema inmunitario de la madre pueda reaccionar contra ellos, por causarlos agentes extraños, y destruirlos, provocando la muerte del feto.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO III O MEDIADA POR INMUNOCOMPLEJOS

Este tipo de hipersensibilidad está mediada por inmunocomplejos (resultado de la uníón antígeno – anticuerpo). Los inmunocomplejos que se forman son tan grandes que el organismo no es capaz de eliminarlos, circulan por el cuerpo y acaban depositándose en los tejidos (interior de los vasos sanguíneos, los riñones y las articulaciones) provocando la aparición de procesos inflamatorios (vasculitis, nefritis y artritis). Un ejemplo es el lupus eritematoso sistémico, que causa lesiones en la piel, articulaciones, riñones y membranas serosas.

HIPERSENSIBILIDAD TIPO IV O MEDIADA POR CÉLULAS

Este tipo de hipersensibilidad se inicia por los linfocitos T activados por antígenos que pueden llegar a la destrucción de las células. A diferencia de las anteriores, no produce una respuesta inmediata, sino que tarda dos o tres días en producirse, además de no estar mediada por anticuerpos ni inmunocomplejos, sino por células. Un ejemplo es el rechazo a los trasplantes o la esclerosis múltiple.


INMUNIZACIÓN

La inmunización es el proceso de inducción de inmunidad frente a una enfermedad o noxa.

La inmunidad puede ser de dos tipos:

Inmunidad innata, desarrollada por los mecanismos genéticos antes de nacer y caracterizada por responder con rapidez y de la misma forma frente a ataques repetidos.

Inmunidad adquirida, desarrollada después del nacimiento y caracterizada por responder de forma específica con posibilidad de adquirir memoria frente a un antígeno.

INMUNIDAD ADQUIRIDA ACTIVA

En este caso, los linfocitos T y B son activados por un patógeno dando lugar a linfocitos T y B con memoria, capaces de responder de forma específica e inmediata si el patógeno se detecta de nuevo.

Este proceso se puede producir de dos formas:

Espontánea o natural: la persona se expone a un patógeno vivo de forma natural, sufre una infección y desarrolla una respuesta inmunitaria primaria que conlleva a una memoria inmunológica.

Artificial: se consigue a través de la vacunación, desarrollando una respuesta inmunitaria primaria progresiva que se mantiene durante mucho tiempo.

INMUNIDAD ADQUIRIDA PASIVA

En este caso, se administran anticuerpos o inmunoglobulinas formados en otro organismo. Este tipo de inmunidad no estimula la respuesta inmunitaria ni la formación de memoria, solamente combate al agente extraño de forma directa con anticuerpos producidos por otra vía artificial.

Este tipo de inmunidad se aplica cuando hay un alto riesgo de infección y tiempo insuficiente para que el cuerpo desarrolle su propia respuesta inmune.

Se puede adquirir de forma natural (las inmunoglobulinas que transfiere la madre al feto a través de la placenta) o de forma artificial (a través de la inyección de gammaglobulina para una inmunización rápida con un periodo de duración corto).

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