Proceso Digestivo y Evaluación de Muestras Fecales en Biología Sanitaria

Proceso de Digestión y Sistema Digestivo

Definición de Digestión: La digestión comprende el conjunto de fenómenos físicos y químicos, llevado a cabo por el aparato digestivo, que transforman los componentes complejos de los alimentos en sustancias simples (nutrientes), que pueden ser absorbidas e incorporadas a la circulación sanguínea. Los componentes no aprovechables se eliminan formando las heces.

Componentes del Sistema Digestivo

El sistema digestivo está compuesto por:

  • El tubo digestivo: boca, esófago, estómago e intestino (delgado y grueso).
  • Los órganos anexos: glándulas salivales, hígado y páncreas, que vierten sus secreciones en el tubo digestivo.

Procesos Digestivos

En el tracto digestivo se distinguen los siguientes procesos y sus localizaciones principales:

  • Ingestión de los alimentos: Boca.
  • Trituración (masticación) de los alimentos: Boca.
  • Mezcla de los alimentos: Boca y estómago.
  • Digestión química: Boca, estómago e intestino (principalmente duodeno).
  • Absorción de nutrientes: Boca, estómago e intestino (principalmente el delgado).
  • Defecación (eliminación de productos de desecho): Intestino grueso (colon y recto).

Composición Normal de las Heces y Estudios Asociados

Composición de las Heces Normales

Las heces normales están constituidas por:

  • Agua (aproximadamente 75%), en la que hay disueltas diferentes sales minerales.
  • Materia sólida (aproximadamente 25%), compuesta por:
    • Alimentos no digeridos.
    • Restos de células epiteliales digestivas descamadas.
    • Bacterias (flora intestinal).

La modificación de esta composición se produce en diferentes situaciones patológicas, por lo que el análisis de muestras de heces (estudio coprológico) puede ser una herramienta útil para el diagnóstico.

Tipos de Estudios en Muestras Fecales

El estudio de muestras de heces puede incluir diversos análisis:

  • Examen físico (macroscópico u organoléptico) de las heces.
  • Examen químico de las heces.
  • Examen parasitológico en heces (búsqueda de parásitos, huevos o quistes).
  • Estudio de patologías asociadas a la malabsorción intestinal.

Recogida de Muestras de Heces para Análisis

La correcta recogida de la muestra fecal es crucial para la fiabilidad de los resultados. Se deben seguir las siguientes pautas:

  • Preparación dietética: En algunos casos, la toma de la muestra de heces se suele hacer después de 2 o 3 días de seguir un régimen dietético específico para el tipo de prueba que se va a realizar. Por ejemplo, para la detección de sangre oculta en heces, el paciente puede necesitar seguir una dieta específica (evitando ciertos alimentos o medicamentos que puedan interferir).
  • Recogida temporal: Hay que tener en cuenta que la cantidad de heces recogidas en 24 horas no se corresponde necesariamente con la cantidad de comida ingerida en un período similar. Para determinar la excreción fecal de una sustancia determinada durante un periodo, a menudo se recogen las heces durante 3 días consecutivos. Los cálculos se realizan dividiendo la cantidad total excretada entre el número de días de recogida.
  • Evitar contaminación: Es importante orinar antes de defecar para evitar que la orina se mezcle con las heces, ya que esto podría afectar a la viabilidad de ciertos microorganismos, como los protozoos. Además, la deposición debe obtenerse de forma espontánea, sin el uso de enemas, supositorios de glicerina ni laxantes purgantes, a menos que sea específicamente indicado.
  • Recipiente adecuado: Utilizar un recipiente de recogida limpio y estéril, sin restos de desinfectantes o antisépticos. Generalmente, se proporciona un bote de plástico de boca ancha, a menudo con una cucharilla incorporada en la tapa para facilitar la toma de la muestra.
  • Toma de la muestra:
    • Si las heces son sólidas o formadas, se deben recoger con la cucharilla pequeñas porciones de distintas zonas de la deposición, prestando especial atención a áreas que presenten aspecto anormal (presencia de moco, sangre o pus).
    • Si las heces son líquidas, se debe recoger una cantidad suficiente (aproximadamente 50 ml, o según indique el laboratorio).
    • No se debe llenar el recipiente completamente hasta el borde, ya que las heces pueden liberar gases, lo que podría provocar presión o incluso una pequeña «explosión» del contenido al abrirlo.
  • Transporte y conservación: El frasco cerrado debe ser llevado al laboratorio lo antes posible tras la recogida.
    • Idealmente, el análisis debe realizarse dentro de las 2 horas siguientes a la deposición. Si no es posible, se debe guardar la muestra refrigerada (aproximadamente 4 °C) y procesarla dentro de las 12 horas.
    • Si se prevé un retraso mayor a 1-2 horas en el transporte o procesamiento, especialmente para estudios parasitológicos, se recomienda dividir la muestra y usar conservantes según las indicaciones del laboratorio. Una práctica común es dividirla en tres partes:
      • Una parte se deja fresca, sin conservante (refrigerada).
      • Otra parte se mezcla con un fijador conservante (como alcohol polivinílico – PVA) para preservar trofozoítos y quistes de protozoos.
      • La última parte se mezcla con formol (formalina): al 5-10% para conservar huevos y larvas de helmintos y quistes de protozoos (la concentración puede variar según el protocolo).

Análisis Físico-Químico de las Heces

El estudio físico-químico de las heces evalúa diversas características macroscópicas y propiedades químicas. Este análisis se divide principalmente en:

  • Análisis de las características organolépticas (examen físico o macroscópico).
  • Determinación de parámetros químicos (como pH, presencia de sangre oculta, etc.).

Características Organolépticas (Examen Físico)

Se evalúan las siguientes propiedades visibles de la muestra:

Color

El color normal de las heces es marrón-castaño, debido principalmente a la estercobilina, un pigmento derivado de la bilirrubina por la acción reductora de ciertas bacterias intestinales. Sin embargo, el color puede variar por la ingesta de determinados alimentos, medicamentos o por diferentes patologías:

  • Verde: Puede deberse a la presencia de biliverdina (precursor de la bilirrubina) en heces diarreicas, ya que el tránsito intestinal rápido impide su conversión completa en estercobilina. También puede ser causado por la ingesta de alimentos vegetales de color verde intenso (espinacas, acelgas).
  • Rojo: Generalmente indica presencia de sangre fresca, debido a hemorragias en la parte baja del tracto digestivo (colon distal, recto, ano), como hemorroides o fisuras. También puede ser causado por la ingesta de ciertos alimentos (remolacha/betabel) o medicamentos (rifampicina).
  • Negro: Sugiere la presencia de sangre digerida procedente de hemorragias en la parte alta del tracto digestivo (esófago, estómago, duodeno). Estas heces suelen tener una consistencia pastosa y un olor muy fétido y característico, denominándose melenas. También puede deberse a la ingesta de suplementos de hierro, bismuto o alimentos como morcilla o calamares en su tinta.
  • Blanco, grisáceo o amarillento pálido (acolia): Indica una disminución o ausencia de pigmentos biliares (estercobilina). Puede ocurrir en casos de obstrucción biliar (cálculos, tumores), hepatitis grave o insuficiencia biliar. En la esteatorrea (exceso de grasa en heces), las heces pueden ser voluminosas, pálidas (color beige) y brillantes. También puede aparecer un color blanquecino en lactantes alimentados exclusivamente con leche o en pacientes que han recibido enemas de bario o toman ciertos antiácidos.

Olor

El olor normal de las heces es fecaloideo, característico, debido a productos de la fermentación y putrefacción bacteriana (indol, escatol, mercaptanos). Variaciones:

  • Puede ser casi inodoro en recién nacidos o tras la toma de algunos antibióticos que alteran la flora intestinal.
  • Puede tener un olor ligeramente agrio en lactantes debido a la fermentación de la lactosa.
  • El olor es generalmente más débil en dietas predominantemente vegetarianas y más intenso en dietas ricas en proteínas animales.
  • Un olor extremadamente fétido o nauseabundo es característico de las melenas y también puede asociarse a procesos de malabsorción, infecciones o descomposición de tejido intestinal (carcinomas, lesiones ulcerativas).

Consistencia

La consistencia normal varía, pero suele ser formada y blanda. Se clasifica comúnmente usando la Escala de Bristol. Las variaciones incluyen:

  • Dura: Heces difíciles de evacuar, a menudo en forma de bolas separadas (estreñimiento). La presencia de ciertos helmintos también puede asociarse a heces más duras.
  • Normal/Formada: Forma de salchicha, lisa y blanda o con grietas en la superficie.
  • Pastosa o blanda: Sin forma definida. Las heces con alto contenido en grasas (esteatorrea) suelen ser pastosas, voluminosas y a veces espumosas o brillantes.
  • Líquida (Diarrea): Acuosa, sin componentes sólidos. Puede ser causada por infecciones (bacterias, virus, parásitos), trastornos digestivos, intolerancias, etc.

Cantidad

La cantidad normal de heces eliminadas por un adulto varía, pero suele oscilar entre 80 y 200 gramos por día, dependiendo de la dieta (especialmente del contenido en fibra).

  • Una disminución en la cantidad puede deberse a dietas bajas en fibra, ayuno, deshidratación, estreñimiento o procesos patológicos como tumores que causan estrechamiento de la luz intestinal.
  • Un aumento significativo en la cantidad (volumen fecal) puede indicar síndromes de malabsorción intestinal (como en la enfermedad celíaca o insuficiencia pancreática), diarreas secretoras o dietas muy ricas en fibra.

Características Químicas y Elementos Anormales Macroscópicos

Además de las características organolépticas, se evalúan parámetros químicos y la presencia de elementos anormales visibles:

Presencia de Moco

La presencia visible de moco en las heces de adultos generalmente es patológica (puede ser normal en pequeñas cantidades en recién nacidos). Se observa como una masa gelatinosa, blanquecina o transparente, que puede formar grumos, hebras, membranas o recubrir las heces.

  • Las partículas de moco de gran tamaño suelen proceder de la porción inferior del intestino grueso (colon descendente, sigma, recto).
  • El moco finamente dividido y mezclado íntimamente con las heces suele proceder de porciones más altas del intestino.
  • Su presencia indica inflamación o irritación de la mucosa intestinal, especialmente del colon. Puede aparecer en diversas condiciones, como el síndrome del intestino irritable, infecciones (colitis infecciosas), enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn) y neoplasias (tumores colorrectales).

Presencia de Pus

El pus se aprecia macroscópicamente como material blanquecino o amarillento, a menudo espeso, y frecuentemente asociado con sangre y/o restos de tejido mucoso.

  • Su presencia indica un proceso inflamatorio agudo y severo con componente infeccioso o ulcerativo.
  • Aparece típicamente en la colitis ulcerosa grave, disentería bacilar (shigelosis), amebiasis invasiva, y en pacientes con abscesos o fístulas anales o perianales que drenan al recto.

Presencia de Sangre

La sangre en heces puede ser visible macroscópicamente o detectarse solo mediante pruebas químicas (sangre oculta).

  • Sangre macroscópica:
    • Heces rojas (rectorragia o hematoquecia): Sangre fresca, roja, que puede recubrir las heces o mezclarse con ellas. Indica sangrado en el tracto digestivo inferior (colon, recto, ano).
    • Melenas: Heces negras, alquitranadas, pegajosas y muy malolientes. Indican sangrado en el tracto digestivo superior (esófago, estómago, duodeno), donde la sangre ha sido digerida.
  • Sangre oculta: Cantidades pequeñas de sangre no visibles macroscópicamente, detectadas por pruebas de laboratorio.
  • La sangre puede aparecer en distintos estados de digestión; cuanto más digerida esté (más oscura), generalmente más alta es la localización de la lesión en el tubo digestivo.
  • La presencia de sangre (visible u oculta) es siempre patológica y requiere investigación. Puede deberse a múltiples causas: úlceras pépticas, gastritis erosiva, varices esofágicas, tumores (benignos o malignos) en cualquier parte del tracto, enfermedad inflamatoria intestinal, diverticulosis, pólipos, angiodisplasias, hemorroides, fisuras anales, entre otros.

Determinación del pH

El pH de las heces normales en adultos suele ser ligeramente ácido a neutro, con un valor comprendido habitualmente entre 6.8 y 7.2, aunque puede variar significativamente dependiendo de la dieta y la actividad de la microbiota intestinal.

  • Una dieta rica en proteínas tiende a alcalinizar las heces (pH > 7.2), debido a la producción de amonio y otras bases nitrogenadas por la descomposición bacteriana de los aminoácidos.
  • Una dieta rica en hidratos de carbono tiende a acidificar las heces (pH < 6.8), debido a la producción de ácidos grasos de cadena corta (ácido acético, propiónico, butírico) durante la fermentación bacteriana de los carbohidratos no absorbidos. Un pH muy ácido (< 5.5 – 6.0) puede indicar malabsorción de carbohidratos o intolerancia a la lactosa.

Detección de Sangre Oculta en Heces (SOH)

En condiciones normales, no debe detectarse sangre oculta en las heces. Su detección es importante para el cribado de cáncer colorrectal y la investigación de anemias inexplicadas o síntomas digestivos.

Existen principalmente dos tipos de métodos:

  • Métodos basados en la actividad peroxidasa (Guayaco – gFOBT): Es la técnica clásica. Se basa en la propiedad pseudoperoxidasa del grupo hemo de la hemoglobina, que cataliza la oxidación de un cromógeno (guayaco) por peróxido de hidrógeno, produciendo un cambio de color (azul). Se utilizan kits comerciales y tarjetas impregnadas. Desventajas: Pueden dar falsos positivos por peroxidasas de alimentos (carne roja, ciertos vegetales crudos) o falsos negativos (vitamina C). Requieren restricciones dietéticas previas.
  • Métodos inmunológicos (FIT – iFOBT): Son cada vez más utilizados y recomendados para el cribado. Se basan en el uso de anticuerpos monoclonales específicos contra la globina humana. Detectan específicamente hemoglobina humana intacta. Tras la formación del inmunocomplejo anticuerpo-hemoglobina, este es detectado (generalmente por técnicas inmunocromatográficas o ELISA). Ventajas: Son específicos para sangre humana (no requieren restricciones dietéticas respecto a carne u otros alimentos) y suelen ser más sensibles para detectar sangrado del colon distal.

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