Síndrome de boca de carpa

Factores genéticos

Los factores genéticos, conocidos como endógenos o primarios, son aquellos que actúan contra el ser antes o en el momento de la concepción, por algún déficit o problema de los genes. Se pueden agrupar en tres categorías:

Categoría I: debida a desórdenes metabólicos


Las genopatías son alteraciones de los genes recesivos. Se clasifican del siguiente modo:



– Trastornos metabólicos:

Se caracterizan por una ausencia parcial o total de enzimas, que son catalizadores biológicos de naturaleza proteica, que sintetizan distintos elementos en el citoplasma de la célula. Una alteración genética puede originar distintas alteraciones enzimáticas que condicionan diversos trastornos del organismo, uno de los cuales es la deficiencia mental. Según cual sea la enzima afectada y, en consecuencia, la alteración producida, tendremos diversas causas de la deficiencia mental:

A) Alteraciones en el metabolismo de las proteínas:



– referida a los aminoácidos: fenilcetonuria


– referida a las purinas: hiperuricemia familiar


– referida a las proteínas plasmáticas: degeneración hepatolenticular

B) Alteraciones en el metabolismo de los glúcidos:



– galactosemia


– hipoglucemia

C) Alteraciones en el metabolismo de los lípidos:



– enfermedad de Gaucher


– enfermedad de Tay-Sachs


– enfermedad de Niemann- Pick

Todas estas enfermedades provocadas por genes autosómicos recesivos impiden la transformación de distintos elementos en materiales necesarios para el desarrollo del individuo; la acumulación de estos llega a provocar una toxicidad que causa un daño cerebral. Muchas de estas enfermedades se pueden prevenir fácilmente si son diagnosticadas precozmente y se evita dar al sujeto sustancias que contengan los elementos que no pueden transformarse por la célula de cada individuo. Por ejemplo, la fenilcetonuria, con una dieta correcta desde el primer momento, puede evitar el retraso mental.


– Trastornos endocrinos

Son alteraciones endocrinas u hormonales producidas por herencia autosómica recesiva. La más conocida es el hipotiroidismo o cretinismo, que se trata de un fallo en la síntesis de la hormona tiroides, que se traduce en deficiencia mental y enanismo, entre otros síntomas.

Existe un tratamiento eficaz, que consiste en el aporte de hormonas tiroideas y su eficacia es directamente proporcional a la precocidad de su instauración.

Categoría II: debida a aberraciones cromosómicas


Las cromosopatías son alteraciones cromosómicas que se producen durante la meiosis o durante la mitosis celular. Estas alteraciones pueden afectar a la estructura de los cromosomas o a su número; el trastorno más frecuente en la estructura es la “traslocación”, que consiste en la ruptura de dos cromosomas con intercambio recíproco de los fragmentos. Las alteraciones en el número repercuten en un aumento o disminución del mismo. La alteración puede radicar en los autónomas o en los cromosomas sexuales. La pérdida de una porción de cromosoma que sigue a una ruptura cromosómica se denomina supresión. La anomalía cromosómica estructural que resulta, carece de la información genética que se encuentra en el fragmento perdido. Las alteraciones estructurales se refieren a cambios en la forma y/o tamaño de un cromosoma, cuando el material genético se conserva en el cromosoma alterado, la alteración es equilibrada; mientras que si se gana o pierde material genético, la alteración es desequilibrada. Son la consecuencia de la rotura o uniones anómalas de los cromosomas bajo la influencia de agentes externos que la célula no puede reparar. Las alteraciones estructurales básicas son las roturas que ocasionan bien la formación de una deleción (cromosoma al que le falta un fragmento) o de un fragmento sin centrómero.


– Síndromes debidos a las alteraciones de los autosomas

1) Síndrome de Down

Un síndrome significa la existencia de un conjunto de síntomas que definen o caracterizan a una determinada condición patológica. El síndrome de Down se llama así porque fue identificado inicialmente el siglo pasado por el médico inglés John Langdon Down,sin embargo, no fue hasta 1957 cuando el Dr. Jerome Lejeune descubríó que la razón esencial de que apareciera este síndrome se debía a que los núcleos de las células tenían 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales. De esos 46 cromosomas, 23 los recibimos en el momento en que fuimos concebidos del espermatozoide (la célula germinal del padre) y 23 del óvulo (la célula germinal de la madre). De esos 46 cromosomas, 44 son denominados regulares o autónomas y forman parejas (de la 1 a la 22), y los otros dos constituyen la pareja de cromosomas sexuales, llamados XX si el bebé es niña y XY si es varón. Es importante saber que el espermatozoide del hombre y el óvulo de la mujer son células embrionarias o germinales que sólo tienen la mitad de los cromosomas de las demás células, es decir, 23. Por lo tanto, cuando se produce la concepción y el óvulo y el espermatozoide se funden para originar la primera célula del nuevo organismo humano, ésta tiene los 46 cromosomas carácterísticos de la especie humana. A partir de esa primera célula y por sucesivas divisiones celulares se irán formando los millones de células que conforman los diversos órganos de nuestro cuerpo. Eso significa que, al dividirse las células, también lo hace cada uno de los 46 cromosomas, de modo que cada célula sigue teniendo esos 46 cromosomas.

Una traslocación 14/21 ocurre cuando tanto el cromosoma 21 como el 14 se rompen en el punto donde se unen los cromosomas, esto produce las carácterísticas del síndrome de Down. Conviene recordar aquí que la importancia del cromosoma reside en su contenido, es decir, los genes que dentro de él residen, porque son los genes los que van a dirigir el desarrollo y la vida entera de la célula en la que se albergan.

El grado de compromiso intelectual varía gradualmente, pudiendo ser leve, moderado y grave. La mayoría, sin embargo, presenta una discapacidad intelectual de leve a moderado y los estudios sugieren que, con la intervención adecuada, menos del 10 por ciento de ellos tendrá un compromiso mental grave. No hay manera de predecir el desarrollo mental de un niño con síndrome de Down en función de sus carácterísticas físicas. Existen tres tipos de Síndrome de Down:

  • Trisomía 21 LIBRE: Cuando el cromosoma 21 de más está presente en el espermatozoide, en el óvulo, o en la primera división celular. Cada célula que se produzca será trisómica (47 cromosomas en los que 3 estarán en el mismo grupo). En todos los estudios realizados sobre síndrome de Down se ha determinado que entre el 90 y 95% de los casos, son de trisomía libre.

  • Trisomía MOSAICO: Mezcla de células normales y trisómicas. La mayoría de los estudios indican que los niños con trisomía mosaico generalmente tienen carácterísticas físicas de síndrome de Down en menor número y una actividad mental y lenguaje ligeramente más alto que los que tienen trisomía 21 libre.

  • Trisomía TRASLOCACIÓN: Los brazos largos del cromosoma 21 de más se unen a otro cromosoma, esto se llama traslocación, porque el cromosoma extra se ha traslocado de sitio.

Las carácterísticas físicas de los niños que tienen síndrome de Down son aquellas que se caracterizan por un promedio de estatura por debajo a la de otros niños que no tienen el síndrome. Los huesos de las piernas, de los brazos y de los dedos son más cortos. Algunos problemas graves de salud que afectan a los que tienen síndrome de Down son las deficiencias congénitas del corazón, que anteriormente determinaba la supervivencia de los niños pues no había adelantos en cuidados médicos y en tratamientos quirúrgicos. Niños con trastornos congénitos de corazón son menos activos y más letárgicos que otros niños con síndrome de Down.

Las personas con trisomía 21 tienden a exceder en el peso. La tasa metabólica basal no resulta afectada; es la inactividad y no la ingesta excesiva de alimento lo que puede considerarse razón principal de la obesidad.

Una buena educación es un bien inapreciable que produce beneficios personales durante toda la vida. Esto no es menos cierto para las personas con síndrome de Down, si bien para ellas y para sus padres tener acceso a programas que les garanticen las oportunidades de un aprendizaje apropiado de forma continuada supone vencer una serie de retos que se van a prolongar a lo largo del período escolar.

Los datos actuales permiten afirmar que la mayoría de las personas con síndrome de Down funcionan con un retraso mental de grado ligero o moderado, a diferencia de las viejas descripciones en las que afirmaba que el retraso era en grado severo. Este cambio se debe tanto a los programas específicos que actualmente se aplican, como son la estimulación y la intervención temprana, como a la apertura y enriquecimiento ambiental que, en conjunto y de manera inespecífica está actuando sobre los niños de la población general, incluso los niños que tiene síndrome de Down. Lo que resulta más esperanzador es comprobar que cuando la buena acción educativa persiste, no tiene por qué producirse un deterioro o regresión al pasar de la infancia al niño mayor y al adolescente. Si se tiene en cuenta y se comprende el valor del llamado coeficiente intelectual se comprende que vaya disminuyendo conforme crecen las personas con síndrome de Down, a partir de los 10 años. Pero la utilización de la edad mental ayuda a entender mejor el paulatino enriquecimiento intelectual de estos alumnos, puesto que la edad mental sigue creciendo aunque a un ritmo más lento que la edad cronológica.

Síndrome de Klinefelter, XXY


Los seres humanos tienen 46 cromosomas que contienen todos los genes y el ADN, dos de estos cromosomas conocidos como cromosomas sexuales, determinan si una persona es hombre o mujer. Las mujeres tienen dos de los mismos cromosomas sexuales, que se escriben como XX, mientras que los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y, que se escriben como XY. En el síndrome de Klinefelter, los hombres tienen al menos un cromosoma X extra. Esto generalmente ocurre como resultado de un cromosoma X adicional (escrito como XXY). El síndrome de Klinefelter se encuentra en aproximadamente uno de cada 500 a 1000 varones recién nacidos. Las mujeres con embarazos después de los 35 años tienen una probabilidad ligeramente mayor de tener un niño con este síndrome que las mujeres más jóvenes. La mayoría de los pacientes con este síndrome llevan una vida normal y productiva.

El síntoma más común es la infertilidad. Otros síntomas pueden abarcar:


  • Pene pequeño.

  • Testículos pequeños y firmes.

  • Vello púbico, axilar y facial escaso.

  • Problemas sexuales.

  • Agrandamiento de las mamas (ginecomastia).

  • Estatura alta.

  • Proporciones corporales anormales (piernas largas, tronco corto).

2) Síndrome de Edwars o trisomia18:


Llamada así por el primer médico que describíó el trastorno. La trisomía 18 se observa en aproximadamente uno de cada 3.000 recién nacidos vivos. Los bebés con trisomía 18 son delgados y frágiles. Tienen dificultad para desarrollarse y padecen problemas de alimentación. La trisomía 18 provoca microcefalia, con la parte posterior de la cabeza (occipucio) prominente. Las orejas suelen encontrarse más abajo de lo normal en la cabeza, la boca y la mandíbula suelen ser pequeñas y el esternón es más corto. Cuando nacen, estos bebés son pequeños para su edad, aún cuando hayan nacido en término, y poseen un llanto débil. Presentan una disminución en la respuesta al sonido y suelen existir antecedentes de actividad fetal poco frecuente durante la gestación. Alrededor del 90 por ciento de los bebés con trisomía 18 poseen defectos cardíacos. Aprietan los puños de una manera carácterística y les resulta dificultoso extender los dedos por completo. Suelen presentar contracturas en las articulaciones – donde los brazos y las piernas se encuentran flexionados en lugar de extendidos. Los pies pueden llamarse «de base redondeada» debido a su forma. Los bebés con trisomía 18 también pueden presentar espina bífida (en el 6 por ciento de los casos), problemas oculares (en el 10 por ciento de los casos), labio leporino y paladar hendido (en muchos de los casos) y pérdida de la audición (en muchos de los casos). También son muy frecuentes los problemas para alimentarse, el crecimiento lento, las convulsiones (alrededor del 30 por ciento de los casos en el primer año), presión sanguínea alta, problemas renales y escoliosis. En los varones, los testículos no descienden al escroto. La mayoría de los bebés con trisomía 18 presenta problemas que afectan a todas las partes del cuerpo en algún grado, desde leve a grave. La mayoría de los niños con trisomía 18 presentará alguno de los problemas de salud, pero no todos, mencionados anteriormente. 

3) Síndrome de Patau o Trisomía 13:


Su cariotipo muestra un cromosoma en exceso en el par 13. Su incidencia es muy baja y su sintomatología esta presidida por malformaciones del área cráneo-facial. No tiene un buen pronóstico. La Trisomía 13 se observa en uno de cada 8000 nacidos vivos

Causas de la Trisomía 18 y 13


En general cada óvulo y cada espermatozoide contiene 23 cromosomas. La uníón de estos crea 23 pares, o 46 cromosomas en total cuando se realiza la fecundación. De esta manera, una persona recibe exactamente la mitad de su material genético de cada uno de los padres. En ocasiones, ocurre un error durante la formación del óvulo o del espermatozoide, y esto causa la presencia de un cromosoma 18 o 13 adicional. Cuando esta célula aporta el cromosoma 18 adicional al embrión, el resultado es la trisomía 18. Cuando esta célula otorga el cromosoma 13 adicional al embrión, el resultado es la trisomía 13. El cromosoma 18 o 13 adicional puede provenir tanto del óvulo de la madre como del espermatozoide del padre. Las carácterísticas de la trisomía 18 y la trisomía 13 son el resultado de la presencia de este cromosoma 18 o 13 adicional en cada célula del cuerpo. En algunas ocasiones, el cromosoma 18 o 13 adicional se adhiere a otro cromosoma en el óvulo o el espermatozoide; esto se denomina traslocación. Esta es la única forma de trisomía 18 o 13 que puede ser hereditaria. A veces, uno de los padres puede portar un reordenamiento «balanceado» en el cual el cromosoma 18 o 13 se adhiere a otro cromosoma. Sin embargo, como el padre no tiene ningún material cromosómico adicional o ausente, se dice que presenta una «translocación balanceada» y suele ser normal y goza de buena salud. Esporádicamente, puede ocurrir una trisomía 18 o 13 en mosaico cuando el error en la división celular ocurre después de la fecundación.

4) Síndrome del Maullido del Gato:


Está provocado por una destrucción parcial del cromosoma 5. Su sintomatología presenta hipotonía, retraso psicomotor y malformaciones diversas. El pronóstico es cuanto a la vida es bueno, dependiendo de la gravedad de las malformaciones presentadas. Se cree que la mayoría de los casos ocurren durante el desarrollo de un óvulo o de un espermatozoide. Una minoría de estos casos se debe a que uno de los padres es portador de una reordenación del cromosoma 5 denominada traslocación. Entre 1 en 20.000 y 1 en 50.000 bebés se ven afectados por este síndrome que puede ser responsable de hasta el 1% de individuos con retardo mental severo. Tienen bajo peso al nacer y crecimiento lento. Poseen un llanto similar al maullido del gato.

5) Síndrome DE RETT

Es un trastorno neurológico que afecta casi exclusivamente a niñas. Se debe a una translocación autosómica del cromosoma “X”. Afecta a 1 de cada 10.000 niñas. Se manifiesta entre los 6 y 18 mese, antes de esa edad el desarrollo es “normal”. Posteriormente tienen un menor crecimiento de manos y pies. Tienen trastornos de sueño y suele haber epilepsia. También posee alteraciones gastrointestinales severas. Tienen perdida de habilidades manuales voluntarias, regresión psicomotriz, suspensión de interacción social, disfunción de la comunicación, perdida de palabras aprendidas y afectación cognoscitiva.

Movimientos estereotipados durante la vigilia: lavado de manos, retorcimiento, estrujamiento, palmoteo, golpes, frotación, manos en la boca, frotación en los dedos.

Anomalías de la marcha: falta de la adquisición de la marcha (dispraxia) o insuficiencia locomotriz



– Síndromes debido a crosomopatías estructurales

Las aberraciones de la estructura cromosómica provienen de una ruptura de cromosomas, seguida por reconstitución en una combinación anormal. La ruptura de los cromosomas se puede inducir por una gran variedad de agentes tales como radiación ionizante, infecciones virales, drogas y agentes químicos .Aunque se han detectado muchas anomalías cromosómicas estructurales, las únicas que parecen ser transmitidas de padre a hijo resultan de la inversión (aberración cromosómica en la cual un segmento de cromosoma se revierte de extremo a extremo) y traslocación (la transferencia de un segmento de un cromosoma a otro cromosoma). Por lo general en la transferencia no hay pérdida de ADN y el individuo es normal. Sin embargo los niños que tienen esta aberración cromosómica balanceada, pueden ser anormales. La pérdida de una porción de cromosoma que sigue a una ruptura cromosómica se denomina supresión. La anomalía cromosómica estructural que resulta, carece de la información genética que se encuentra en el fragmento perdido.

Las anomalías cromosómicas estructurales sexuales implican la pérdida o la ganancia de un cromosoma sexual generando individuos aneupliodes. Generalmente, la pérdida de cromosomas tiene mayor repercusión en un individuo que la ganancia, aunque ésta también puede tener consecuencias graves. Dentro de las aneuploidías sexuales podemos distinguir a las siguientes:

Trisomías sexuales: es un trastorno común que suele detectarse en la pubertad puesto que no existe rasgos físicos carácterísticos en los lactantes o niños. Las trisomías son aquellas donde se evidencia un cromosoma sexual extra

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