Mendel observó que si cruzaba plantas de tallos altos con otras de tallos enanos, toda la F1 (100%) presentaba tallos altos. Y esta misma proporción se repetía cuando examinaba otros caracteres, como el color de las flores. Pudo determinar, entonces, que uno de esos caracteres o rasgos -por ejemplo, la flor roja- era dominante, es decir, se manifestaba en la descendencia, mientras que el otro -la flor blanca- era recesivo, es decir, quedaba «oculto» o no se manifestaba en la descendencia.